20 abr 2010

CON RUMBO

Lydia camina sin rumbo. Salió de casa con intención de ir hasta la estación de Atocha y tomar el primer AVE que saliera hacia cualquier sitio. Se había preparado un gran bolso con las cosas de aseo y un pijama y pasaría la noche en cualquier hotel, necesitaba alejarse de Madrid, aunque solo fuera un par de días. Pero cuando llegó no había ningún tren pronto a salir, debería esperar al menos una hora y una hora era demasiado tiempo.
Según camina por el Paseo del Prado, no es consciente de que se va tambaleando. Una señora se acera:
-Perdón, ¿se encuentra usted mal?, le dice. No puede ser que una señora tan elegante vaya borracha. Piensa. Lo más probable, es que este enferma.
- No, gracias, solo un poco mareada
Lydia camina sin rumbo, tambaleándose, no se encuentra bien
- Dirá usted que me meto en lo que no me importa, pero le pasa algo, puedo parar un taxi, si quiere. Insiste la mujer
- Gracias señora es muy amable, pero me encuentro bien. Me sentaré un ratito y estoy segura que enseguida estaré bien. Gracias de nuevo.
Entonces se da cuenta de que salió temprano de casa y no se detuvo a desayunar, tan solo a prepararse la bolsa y salir, tenia que salir, salir lo mas rápido posible, la casa se le caía encima. Llevaba mas de un mes sin apenas comer, ni dormir, sin comentar con sus hijos lo que le pasaba, ellos tenían “sus cosas” para que fuera ella con sus historias.
Esta el Hotel Ritz. Son las dos. Hace más de cuatro horas que salió de casa. Es un buen lugar y una buena hora para comer.
Entra en el jardín. Rápidamente se acerca una amble camarera y la conduce hasta una mesa
- ¿Sola? – le pregunta
- Sí – contesta escuetamente
Le ofrece una copa de cava, al tiempo que le indica que debe dirigirse al buffet. A su alrededor bastantes clientes, casi todos extranjeros. Ahora se siente mal por haber tomado esta mañana la decisión de escapar, porque ¿escapar, a donde? ¿y de qué?
Es verdad que todo fue muy rápido. No hacia dos meses que se había muerto su marido y en el trabajo, en el trabajo que era su vida, en el trabajo que tantas alegrías le había dado, en el trabajo de donde ella pensaba no se iría nunca, la habían jubilado. Había cumplido sesenta y cinco años y tenia que jubilarse. El mundo se le vino encima ¿qué iba a hacer ahora?
En la mesa de al lado una pareja mayor, planean un viaje alrededor del mundo. Lydia les mira sin disimulo. Y piensa: “No es mala idea”.
Han pasado seis meses y ha recobrado fuerzas y ahora es el momento para hacer algo que siempre tuvo en mente: Un largo viaje. Le viene a la memoria la conversación de la pareja del Hotel Ritz, ellos también eran mayores, seguramente más que Lydia, pero también es verdad que estaban juntos y ella estaba sola.
Con paso firme, segura, se dirige al mostrador del aeropuerto. En Grecia embarcará para un crucero y a su regreso ya tiene otro programado. Viajará. Estará unos días en Madrid y volverá a hacer otro viaje. Tiene que ir a Roma, cuando tiró sus monedas a la Fontana de Trevi, pidió dos deseos: volver y volver acompañada. Y los deseos siempre se cumplen.

CarmenNavarro

19 abr 2010

Se cruzaron nuestras vidas

Se cruzaron nuestras vidas quizás nos junto el destino y tú entraste en mi vida lo mismo que un torbellino.
Mi corazón se turbo ante un amor desconocido, pues dentro del floreció un amor nunca sentido.
Fue un despertar luminoso dentro de mi corazón a un amor tierno y hermoso que nunca jamás sintió.
No sé si en tu corazón sientes lo mismo que yo a veces pienso que si a veces pienso que no.
Es un vivir y un morir lo que estoy viviendo yo, tú me miras a los ojos y en tus ojos veo amor.
Pero tu boca se calla y no dice esa palabra de te quiero que espera mi corazón.
¿Por qué tus labios me llaman de usted si tus ojos me están diciendo eres mi amor yo te quiero?
Tú me miras yo te miro nuestras miradas se cruzan se están diciendo mil cosas y tus labios guardan silencio.
Nuestros corazones están el uno por el otro latiendo ¿Por qué callamos los dos si nos estamos queriendo?
Es un amor compartido que guardamos en silencio los dos con el corazón herido y sin decirnos te quiero.
Amor soltemos amarras demos rienda suelta a los sentimientos y digamos esas palabras yo te quiero yo te quiero.


Encarnita Aguilera

16 abr 2010

"Eternos sueños"

Sueños, sueños guardados
en vigilia total, cautelosa.
Los que no han de ser vistos
pues son tan solo eso,
eternos, simples sueños.
Los que amparan el alma,
los que enjugan el llanto...
los que guardan el canto
de un corazón sufriente.
Allí están en los sueños
de los que sueñan siempre.
El mío está en mis manos,
acurrucado, expectante, tierno,
guardado con recelo...
deseoso de lanzarse,
tal vez corporizarse
y dejar de ser eso ...
tan solo y nada menos
que un hermoso sueño.
El nunca realizable
el del amor perfecto...
Ya no me pertenece,
al volcarlo en palabras
se escurrio entre mis dedos
y no pude atraparlos...
pues eran solo sueños.

ADELA CICIARO

15 abr 2010

"MI ESTRELLA"

Sigo una estrella
que al mirarla, a veces,
me acobarda.
Pero he de siguirla, mi bien
porque ese rumbo, segura estoy
que también siguió tu alma.
No se va del todo quien nos deja
la música total de la palabra,
y en sinfonía celestial
vuelve a escucharse
cuando la soledad
clava sus anclas,
en un pasado de amor
y de esperanzas.
El destino lo quiso
y temarchaste...
tus ojos tristes,
tus manos temblorosas
hablaban de ese viaje
sin retorno...
mas no escuchaste
mi angustia en el pedido...
que no lo hicieras,amor,
que no te vayas.
Esa estrella que hoy
alumbra mi camino
me protege en mi lucha diaria.
¡¡¡Has cumplido tu sino prometido!!!
¡¡¡Habitas mis entrañas!!!

ADELA CICIARO

14 abr 2010

SOBRE EL CONCURSO LITERARIO

SEVIGENA os informa que el proximo día 20 será el ultimo para recibir escritos y poemas para nuestro concurso literario. Aquellos escritos que lleguen con fecha posterior, seran guardados para la proxima edición cuyo plazo comenzará el dia uno de Junio.
Todos los temas publicados serán sometidos a la votación anónima del jurado e informaremos de los ganadores el proximo diez de Mayo (10-05-2010).
Queremos daros las gracias a todos los que habeis participado porque, conocemos a titulo personal, las ilusiones que habeis puesto en este nuestro primer concurso.
Seguiremos informando dentro de unos días.

Melisa y Juanma
"LOCURA DE PAJAROS"

La compañia loca de tu razón perdida,
te cierra en un espacio de muros elevados,
pero tu alma libre, te sigue, te sonrie,
y te fabrica pájaros de colores y cantos.
Son ellos en tu encierro,tu sombra,tu delirio,
sus musicales trinos te elevan.
Y en tu rostro está perenne, fresca,
la sonrisa de un niño.
Dejaste de ser hombre cuando dos brazos
fuertes que creias amigos
quitaron de tu lado, ese amor
tan perverso, para tí cristalino.
Y gritaste llorando, quédate acá conmigo,
te he entregado mi vida, no me dejes vacío
y así fué que de pronto, te cercó el desvarío.
La locura le puso a tus ojos un manto
de triteza,infinito.
Y te llevó al encierro, tu total desatino.
Pero hoy estás sonriente, se te olvidó
la pena y vives como un niño
al lado de mil pájaros que fabricó
la ausencia de tu razón perdida.
Y levantas los brazos, encerrando
en tus manos los colores brillantes
de tus pequeñas aves, en el fiel paraíso
de tu hermoso delirio.

ADELA CICIARO

13 abr 2010

"CORRE NIÑA, CORRE"

Corre niña alocada,corre,
sobre las hierbas del campo,
los cabellos al viento
la risa en carcajadas.
Corre niña descalza sobre gramilla fresca
y bebe de esa fuente que espera tu frescura
de niña adolescente.
Corre sin preguntarte donde ?
entre las hojas secas,que si estan en tus manos
no han de ser hojas muertas.
Anda por los senderos que te ofrece la vida...
pero no dejes nunca esa fresca alegría
de volver a correr, entre flores, gramillas.
Y pájaros que silban y fuente que te espera
para beber en ella, el agua cristalina
que refresque en tu boca, el calor de la vida.
Para,niña,para y piensa, sueña, espera y toma
lo que ames de la vida, pero no olvides nunca
tu correr alocado, tu risa en carcajadas,
ni las hojas resecas que crujen a tus plantas,
cuando tus pies descalzos aún corren por las gramas.
Lleva todo en tu alma mi niña adolescente,
pinta allí este paisaje y al plasmarlo te sirva,
para darte el vigor que la vida te exija.

ADELA CICIARO

10 abr 2010

Un Beso a escondidas

Cuando imagino mi vida, entrecierro los ojos y veo un inmenso laberinto. Al pensar en el pasado, recorro nuevamente sus caminos. A veces la memoria es esquiva y quedan senderos oscuros, como cubiertos de bruma, y otras, puedo ver más claro. En esos momentos el paisaje se presenta luminoso, completo. Me gusta quedarme unos minutos disfrutando situaciones que al vivirlas, no les dí, el mismo valor, ni el mismo sentido, que le doy ahora mismo, como las viejas fotografías que cambiaban de color con el paso del tiempo, las vivencias van adquiriendo, otros significados a la luz del presente. Esta es la historia de un tramo en el camino, compartido con dos personas que conocí muy bien, una de ellas ya no está y la otra, ya no es la misma.

A veces, pienso que la mente se parece a una caja de música, que recibí como regalo, en mi infancia. Tenía distintos espacios, uno para el alhajero, con varios cajones, otro que encerraba el mecanismo, que producía el sonido, una tapa con espejo, un sector donde una pequeña bailarina giraba; mientras se escuchaba la imitación de una
celesta, un lugar con un llave, para dar cuerda y varios recovecos, donde el polvillo parecía querer quedarse a vivir.

Por varias razones, cuando recuerdo a esta pareja, pienso en mi caja de música. En algún momento, casi al final del camino para Él, se encontraron. Los unió el amor por la música clásica, especialmente de celesta. Bailaron al compás de sus deseos, como la bailarina, los minutos que dura la melodía, en esos juguetes. Se amaron intensamente, como si hubieran presentido que el tiempo de estar juntos, sería breve. Después Él se perdió, algo en su mente, se desconectó. Fueron desapareciendo: capacidades, movimientos, recuerdos cercanos, palabras y se llenó de ternura, docilidad, recuerdos de la niñez, necesidad de compañía, alegría por las caricias de sus hijos, suspiros, quietud, silencios, olvidos…

Entre las situaciones que olvidó, estaba todo lo relacionado con Ella, que pasó a ser para Él, una de las tantas personas extrañas que lo cuidaban. Estaban en la misma cajita de música pero en distintos espacios, Ella buscaba conectarse con Él, continuamente, sin lograrlo. Era como si, cuando Ella daba cuerda, Él estaba en el alhajero. Cuando Ella llegaba al alhajero, Él estaba mirando a la bailarina, tratando de entender que pasaba, con la mirada en el horizonte.

Una tarde, Ella lo acompañó a hacerse vapor. Debajo de un gran toallón las cabezas se rozaban, Ella soplaba el agua , para aumentar el humo tibio y exageraba las inhalaciones para que Él la imitara, ahora comprendía más los actos que las palabras. De pronto Él , imprevistamente, la besó en la frente, sobre el cabello empapado de sudor, Ella interrumpió para mirarlo a los ojos y Él volvió a besarla, ésta vez en los labios, con una suavidad infinita. Ella lo miraba con sorpresa, mientras él siguió con los ojos cerrados, por un rato. Al abrir los ojos, Él la miraba con esa picardía del chico que roba un beso, y espera la respuesta de la chica, sonriendo, expectante para ver como reacciona. Hacía meses que no la reconocía. Ahora la miraba como antes, como si volviera de un viaje. Por un momento, estaban en el mismo espacio, volvían a escuchar la misma melodía. Sonrieron debajo del toallón, hasta que El la miró sin entender que pasaba, inquieto, sus ojos se ensombrecieron y de un gesto brusco trató de pararse. La conexión había terminado, su mente volvía a hundirse en su propio caos. Rápidamente Ella retiró el toallón y el recipiente para evitar que se quemara. Se acercó para asistirlo, Él la miraba con el miedo y la desconfianza típica de alguien que desconoce a la persona que lo ayuda pero dejándola hacer, por temor a caerse.

Nunca más volvieron a encontrarse ni sus labios ni sus miradas como esa tarde. Pero esa conexión, alma con alma, además de ser mágica, duró un minuto eterno.

SIL

9 abr 2010

Dos miradas que se cruzan, dos corazones que laten y en un abrazo se funden aunque no puedan juntarse.
Tú me miras yo te miro son dos miradas fugaces que se dicen yo te quiero en esos breves instante.
Nuestras almas son gemelas y en un mismo amor se debaten, muriendo cuando están lejos pues no dejan de añorarse.
Tú me quieres yo lo sé, que yo te quiero tú lo sabes, lo supimos sin necesitar que ninguno de los dos hablase.
Es un amor puro y limpio que igual que los manantiales de nuestros dos corazones esta brotando a raudales.
Los dos sin podernos ver somos dos barcos a la deriva, los dos navegándo sin rumbo sin poder alcanzar la orilla.
Mas si se ven nuestros ojos mil estrellas en ellos brillan, y el cielo, la tierra, y el mar, todo es una maravilla.

Encarnación Aguilera

8 abr 2010

ROMANCE DE LUZ Y SOMBRA

La luna le a dado al mar
cristales negros
para que sueñe de noche
y mirarse en ellos.

Por ser mujer y bella
rie coqueta
y el por besar su luz
se desespera.

Ella juega a esconderse
tras la piedra serena.
El encrespa sus olas
y a los peces dorados
cuenta sus penas.

El ha envejecido lento
trasnochado de luces, coral y viento.
Ella cambio sus velos,
odalisca morena,
bailando en las alturas
su baile eterno.

El se a quedado quieto
agotando su aliento
y en el acantilado
se golpea en silencio.

Y ella cansada al fin
se duerme en el misterio,
empolvando su cara
entre luces y sombras,
entibiando sus besos
y contando luceros.

Soledad
"LA ROSA DEL AMOR"
Entre las hojas de un libro de poemas
se esfumó tu perfume,
entre esas mismas hojas tu color se perdió.
Solo quedó tu tallo y los pétalos secos,
que resguardan los sueños
de una rosa que un día nos brindó su esplendor.
Al tomarla en mis manos recordé tu figura,
tu voz entrecortada diciendo: "es para vos"
Estirando tu mano con timidez altruista
y callando tu boca, lo que la rosa habló.
Fuiste el amor primero, ese que no se olvida;
el que no vivió todo por timidez o error.
Ese amor impecable, el que no se repite,
los amores siguientes tienen otro sabor.
Tal vez se borre el rostro
de ese el amor primero,
pero queda en el alma su frescura,su olor,
perfume a hierbas puras
de aquel amor lejano que el tiempo no borró.
Con él queda la rosa y algunos versos sueltos...
y el recuerdo ...el recuerdo del beso
que mi boca guardó.

ADELA CICIARO

7 abr 2010

EL ACCIDENTE


Claudia terminó de arreglarse. Se miró en el espejo. La imagen que la devolvía era la de una mujer joven, con una media melena rubia y unos grandes ojos marrones, que Ernesto decía tenían irisaciones violetas cuando estaba feliz. Se había puesto un escotado vestido negro que realzaba su figura y hacia detener la mirada en su cuello.
Miró el reloj, ya no tardaría, le había dicho que tomaría el avión de las seis para estar en casa sobre las ocho. Cenarían ellos dos solos y luego habían quedado para tomar unas copas con los amigos. Con los mismos amigos que hacía cinco años los habían presentado. Hoy no solo celebraban su cumpleaños, sino también su aniversario.
Es verdad, piensa, nos conocimos el día que yo cumplía cincuenta años. Me sentía muy deprimida. Eso de cambiar el nueve por el cero, siempre me deprimía. Mis amigas me habían preparado una “fiesta sorpresa”, a la que no tenía ninguna gana de acudir, pero no podía hacerles ese desaire.
Amiga de sus amigos y también de los menos amigos no podía defraudarles. Nada mas llegar al restaurante se le presentaron. Era la única persona de los presentes al que no conocía. Se trataba del delegado general de la empresa donde ella desempeñaba el puesto de responsable del departamento de RR.HH. desde hacía ocho años.
Enseguida congeniaron. Empezaron a salir. El hacía ocho años que se había separado de su mujer, con la que seguía manteniendo una buena relación y ella había enviudado hacía cuatro.
Vuelve a mirar el reloj. Ya tenía que haber llegado. Hace intención de llamarle por teléfono, pero luego piensa que si esta conduciendo no va a contestarla. Pone la televisión y se sienta en el sofá. Toma el portátil. Lo abre. Empieza a buscar unos documentos que tiene que terminar para el lunes. No se concentra. Empieza a intranquilizarse. En la televisión están diciendo algo de un accidente. Apaga el ordenador y presta atención. Efectivamente ha habido un choque en cadena en la Autopista de Barajas. Pero por la hora no puede haberse visto involucrado Ernesto. Tiene que estar a punto de llegar.
Suena el teléfono. Le tiembla la mano cuando levanta el auricular.
- Es Claudia – pregunta una voz masculina
- Si ¿quién llama? – responde
- Claudia no creo que me recuerdes. Nos vimos una vez hace un par de años. Soy el hijo de Ernesto, Ernesto Jr., como tú dijiste.
- Ah, si recuerdo – Un presentimiento la recorrió todo el cuerpo - ¿Le ha pasado algo a tu padre?
- Si, ha tenido un accidente. Dame tu dirección y paso a buscarte de inmediato. Esta en el hospital.
- ¿Pero es grave? – pregunta angustiada. Las lágrimas le ahogan.
- Un poco. Voy para allá
Han echado la última paletada de tierra sobre el ataúd. Nunca he podido soportar el ruido de la tierra cuando choca con el ataúd. Me recorre un escalofrío por el cuerpo. Desde la primera vez que asistí a un enterramiento pensé que yo no quería ser enterrada en la tierra, en un nicho o incinerada era otra cosa.
Entre los amigos que se acercan a darme el pésame, hay personas que no conozco, seguramente amigos de Ernesto, quizá familiares. Mi jefe, compañeros de Barcelona y Madrid. Ernesto Jr se acerca con una joven
- Supongo el mal momento que estas viviendo – me dice – Ella es mi hermana. Mi padre nos hablaba mucho de ti. Era muy feliz contigo. A mi madre le gustaría saludarte.
- No tengo inconveniente sé que se quisieron mucho y que a pesar de su separación seguían siendo amigos.
A un gesto se acerca una mujer. Va completamente de negro y en sus ojos se nota lo mucho que ha llorado. Me tiende la mano. Yo me acerco y nos fundimos en un abrazo.
- Gracias Claudia supiste hacerle feliz, es lástima que la muerte nos lo haya arrebatado. Si necesitas algo cuenta con nosotros.
La gente se va marchando. Me acerco al coche de Amalia que me esta esperando. No quiero volver a casa. No, de momento. Quiero perderme unos días y pensar. Pensar.
Claudia cierra la puerta de su casa tras ella. Por fin esta en su casa. Su casa es su refugio, esta segura que ahora se sentirá mejor. Deja el bolso y el abrigo sobre su cama y se dirige al cuarto de baño. Abre los grifos. Hecha las sales y el jabón y deja que la bañera se llene de espuma. Es lo que mas necesita en estos momentos un reconfortante baño. Le cuesta trabajo abrir la puerta del salón, pero por fin lo hace. Sobre la mesa el ramo de rosas que él le había mandado, Marchitas. El jarrón sin agua y la tarjeta. La tarjeta que acompañaba a las flores

Felicidades mi amor. Nos vemos para cenar. Pon el champán a enfriar para cuando volvamos. Te quiero.

Ha pasado dos semanas en casa de una amiga. Ernesto no pudo sobrevivir a las graves lesiones que sufrió en el accidente. El ruido de las paletadas de la tierra sobre el ataúd la va a volver loca, no puede soportarlo. Se dirige al salón tira las rosas.
Siente un ruido. La llave en la cerradura. El timbre. Se sobresalta. En la televisión hay un programa de bailes. Vuelve a sonar el timbre. En su cabeza siguen sonando las paletadas de la tierra sobre el ataúd. De nuevo el timbre, ahora con insistencia. Se levanta del sofá y va a la puerta. Descorre el cerrojo.
- Hola cariño ¿porqué has echado el cerrojo?
Claudia le echa los brazos al cuello y empieza a llorar desconsoladamente.
- ¿Qué te sucede? Estabas preocupada. Sé que tenía que haberte llamado. Había un lío enorme en la autopista. Creo que había habido un accidente.
Cogidos de la mano entran en el salón. Ernesto sigue besándola. La acaricia el pelo.
- Me había quedado dormida en el sofá – acierta a decir Claudia aún sollozando – y he tenido un horrible sueño. Eras tú el que habías tenido el accidente.
- ¿Fuiste por fin al entierro del “gran jefe – le pregunta Ernesto, mientras se acerca al mueble y prepara dos copas.
- Sí – contesta Claudia – y aún retumba en mis oídos el ruido de las paletadas de la tierra sobre el ataúd. - Lo he pasado muy mal, sabes que no me gustan los enterramientos. Y luego las imágenes del accidente…
- Tranquilízate ya estoy aquí. Tomate la copa y cenamos. Voy a llamar que no nos esperen. Celebraremos solos tu cumpleaños y nuestro aniversario.

Carmen Navarro
LEJOS EN LAS MONTAÑAS

Alcon cetrero
mi corazon iberico
lanza su vuelo
y me enciende silencios,
bosques y fraguas
dentro del pecho.

mientras devora finos
sueños ymiedos
llevandome los pasos
por los senderos,
en los que anduve un dia
con pie pequeño,
mientras bebia el cielo,
sol y luceros.

España herida mia
nuez y cerezo,
arde por ti esta llama
que llevo dentro,
Tierra de magia y piedra
bosque y misterios.

caracolea el tiempo...
desde los tiempos...!!!
Fuerte , altivay serena
asi te quiero!
Con la nostalgia mia
y este destierro.

Hay los hilos del sueño
trenzando en mis cabellos
verdes recuerdos...
Hay los hay que te quiero,
puñal con filo de agua
que me abre silencioso,
torrentes de nostalgias, voces y miedos.
Mientras despeño el tiempo
tras es misterio.


Soledad Robledo Alvarez

6 abr 2010

LA SEMANA TIENE DOS DÍAS

Era lunes otra vez y nuevamente se reunían los siete de siempre, como todas las semanas de tantos meses y tantos años. Aquella tarde el río que dividía los dos pueblos venía cargado de agua. El agua parecía tener prisas para llegar a algún sitio, no necesariamente su destino, aunque toda agua tenga un destino, aunque todos lo tengamos. Y aquellas aguas lo tenían. “Esta agua es buena”, comentó Lucas. “El agua sólo es buena, si es para beberla”, le replicó Plácido, “y bastante daño que está haciendo”, remató conciso para terminar diciendo “Ojalá que el Señor consiga que deje de llover; yo se lo he pedido”. Andrés dejó a todos pensativos y olvidando el tema, mientras todos meditaban sus palabras: “El agua no conoce su destino y por eso no es ni buena ni mala. Pensad que una cosa es saber dónde se va y otra cosa es ir sin saberlo”, apuntilló Andrés.

Eso decía siempre Andrés Mercurio, el farmacéutico: “una cosa es saber dónde se va y otra es ir sin saberlo”. Tenía su mente repleta de sentencias sobre el movimiento y sobre nuestro común destino. Su favorita confesó un día que era de creación propia: “todos los ríos llevan sus aguas al mar del silencio”. Conocía de memoria más de cien citas de personajes célebres. Su apellido parece que ya le había predestinado para estudiar farmacia, pero la realidad es que su padre fue farmacéutico y le preparó la herencia del negocio, le cultivó su vocación y así “la cabra siempre tira a la monte”, como también solía repetir Andrés. Gran viajero, que su buena situación económica le permitía; pero Laura un día le dijo que viajaba tanto, “porque su cuerpo se lo pedía por sus muchas horas de dedicación al estudio y al trabajo, que le venía bien para el estrés y que bien que se lo había ganado”.

Laura era la única mujer del grupo. Nunca se casó y su hermosura era evidente ante los ojos de ellos y los de ellas. Nunca se le reconoció relación con varón del pueblo, pero todos sospechaban que tuvo que haberlas tenido. ¿Tal vez en otro pueblo? ¿Tal vez hace muchos años? ¿Tal vez algún encuentro deprimente en los años de escuela o instituto? ¿Tal vez algún amor torcido en los tiempos de ceguera juvenil? Lo cierto es que era dulce y cariñosa. Era amable sin excepciones. Era inteligente y simpática. Su risa era elegante como la sonrisa. Su busto bien puesto era centro de diana, cuando ella quería miradas, aunque algunas miradas le molestaran. Además había heredado una gran casa con un precioso huerto. Muchas moscas se la acercaban, sí esas moscas que buscan tesoros ajenos. Pero un buen huerto requiere mucho tiempo y el amor requiere una eternidad. En el pueblo, muchos comentaban que era lesbiana. Pruebas no había, ni a nadie debería importarle, pero hay muchos ojos que despiertos solo miran hacia fuera y en casa solo duermen.

- Este miércoles dan un documental sobre el daño que le estamos ocasionando al planeta. Me han dicho que es lo mejor que se ha hecho hasta ahora. Tiene unas sorprendentes fotos tomadas desde satélites. Muy imparcial y sin tintar de dramático. Aportan soluciones. Por lo visto, el ceodós y la superpoblación humana generan efectos más devastadores que las guerras.

Esto dijo Martín, mientras todos le escuchaban en total silencio y mirándole. Nunca le interrumpían. Martín era general retirado (en la reserva activa). Perdió a su único hijo en una misión humanitaria. Nadie hablaba nunca de eso. Era un acuerdo implícito. Él no hablaba de eso y de eso nadie hablaba. Había sido general y ahora era enemigo de las guerras y gran amigo del planeta. Hombre curioso donde los haya: su poema preferido -que recitaba como nadie- era “la canción del pirata”, de José de Espronceda, ése que comienza con “con diez cañones por banda, viento en popa, a toda vela”.

Entre las gotas de lluvia pegadas a los cristales de la ventana, agarradas, adheridas como si no quisieran nunca evaporarse y escudriñarnos desde afuera, varias notas de luz atravesaban las sombras penetrando hasta nosotros.

- “Los problemas del planeta se arreglan solos, Martín”. Le dijo Lucas, que era el hombre más positivo del mundo. Algo supersticioso, sí, aunque inteligente. Pensaba que la Luna influía absolutamente en todos los seres humanos, en el clima, en las plantas, en el cambio climático, en la desaparición de los dinosaurios, absolutamente en todo. Pensaba que era más importante la Luna que el resto de planetas y que toda la galaxia. Que era más importante que los genes. Pensaba que la Luna lo arreglaba todo y ponía las cosas en su sitio. Decía que La Tierra era lo que era gracias a la Luna. Decía que la Luna nos daba la luz reflejada que nos permitía evolucionar relajados, mientras la del sol nos deslumbraba. Eso sí, no creía en los horóscopos ni en la astrología. Decía que la astrología era la ciencia de contentar y asustar a todos, para ganarse un dinerillo unos pocos desalmados.

- “¡Sí, claro, ahora me vas a decir que los lunares de la Luna siempre han estado ahí y que allí nunca hubo flores!”. Le replicó en buen tono David Paz a Lucas. David Paz se marchaba del pueblo todos los sábados muy temprano y regresaba cuando todo el pueblo dormía. Nadie sabía a dónde iba. Nadie sabía nada de los sábados de David. Persona extraña, muy introvertida, pero muy bien relacionada. Conocía a todos y todos le conocían, en nuestro pueblo y en los pueblos más cercanos.

- “Pues un día de estos os tengo que contar de los “chemtrails”, las extrañas estelas que dejan ahora los aviones; dicen que es provocado, para reducir la población mundial” Dijo Juan, apodado “el jueves”, porque dicen en el pueblo que su bisabuelo se le aparecía a su padre todos los jueves para anunciarle que pronto sería el fin del mundo. Juan siempre andaba preocupado con el cambio climático y convencido de que era provocado, siempre pesimista por pensar que la maldad era innata en el ser humano, siempre asustando con tsunamis (aunque el pueblo tenía el mar a distancia de gasolina), con terremotos, con los virus (ni siquiera había contratado internet) y con tantas y tantas calamidades que unos atribuyen al pesimismo y otros a la realidad del optimista inconsciente.

Plácido le interrumpió:

- “Yo no podré ver el documental. Me marcho el martes y no regreso hasta el viernes. Trabajo demasiado. Suerte que solo trabajo cuatro días y medio, de lunes a viernes.” Y terminó diciendo: “Me gustaría verlo, pero me tranquiliza saber que el mismo Dios que cuida de los ateos, cuidará de nuestro planeta y de nosotros… y así se lo pido siempre, y muy especialmente los domingos”.

- “Haces bien, Plácido” le dijo David. “descansa, que también es necesario… que Dios hizo el sábado y el domingo para descansar”.

Alguien comenzó a hablar de la crisis. Alguien dijo que la culpa la tenían los intermediarios. Alguien hizo reír a los demás cuando comentó que “el único intermediario era la semana, que estaba subordinada al mes y era jefe de los días”.
Las ideas fluían. No era necesario leer el periódico. Ya se había leído antes. La crisis se acercaba al pueblo y ya había castigado a algunas personas y a algunas familias.
Yo pensaba que las crisis no existen y nosotros por poco tiempo.

Alguien dijo:
- “Habrá que ir cerrando esto. Yo me tengo que ir. Suerte que mañana es domingo.”

Y alguien le corrigió:
- “No, mañana es martes” Le corrigió el listo con más agilidad mental de la reunión.

Yo también pienso que mañana era domingo, porque siempre que me reúno con ellos disfruto y pienso que todos los días son domingo. Ellos me hacen sentir que pronto volverá a ser lunes y disfrutaré con ellos. Así no se enturbia la alegría ni se aniquila la esperanza. Ellos me hacen pensar que la semana solamente tiene dos días, los lunes y los domingos. Al fin y al cabo, mis lunes también son domingos. Yo sé bien que la semana tiene dos días.

TuLoSabias
De Atajate…


De Atajate era Juan, a minutos de Ronda, minutos que debieron ser horas en esos tiempos. Su esposa, muchos años después repetía : “- Se iba de ronda, allá en Andalucía los fines de semana”, se fué la pobre sin entender que iba a Ronda, a vender sus cabras, a comprar lo necesario, los fines de semana…
Diecinueve años tenía Juan cuando sus padres, agobiados por aquella situación, esa maldita peste que destruyó los viñedos, que lo hizo perder todo…hasta la esperanza, decidieron su partida…
La cosa ya no daba para más. “Nos vamos Rosa…” – dijo Francisco con el rostro cansado, las manos ásperas, el alma inquieta, el corazón en deuda por no haber podido darle esa comodidad que él deseaba para ella, comodidad a la que ella había estado acostumbrada. Sabía que estaba pagando muy caro su engaño. La sacó de su hogar, convenciéndola de su buen pasar con unas monedas obtenidas de la venta de unas cabras que no le pertenecían… y ella compró el engaño, quizás deseando que fuera verdad.
“Nos vamos Rosa…quizás la nueva tierra nos dé una oportunidad”.
Allá partió Francisco con sus hijos mayores, a la tierra de las promesas, de las ilusiones. Al poco tiempo lo siguió Rosa con los tres restantes, entre ellos Juan…
En Atajate quedaron los recuerdos, los afectos, los paisajes queridos, los olivares….la familia que decidió quedarse y luchar ahí, aunque les costara el pellejo…
“Llegaste Rosa…”la nueva tierra los recibió, con ojos asombrados como los de Juan aquella mañana, con los brazos abiertos , como los de Francisco, para quién ella, Rosa, la de los ojos verdes, era su más preciado tesoro.
Pasó el tiempo, Juan, como sus hermanos comenzó una nueva vida, de mucho trabajo, de sacrificios no siempre compensados, abriendo caminos, conquistando lugares.. . No pasó mucho tiempo hasta que Juan se encontró con Elina, una criolla rozagante, cálida, trabajadora y bien intencionada y juntos emprendieron la lucha que significaba por esa época fundar una nueva familia. Llegaron los niños, uno tras otro, Paco, Norma y un tiempo después Roque….
Los recuerdos de su pueblo siempre estaban ahí, en cada comentario, en ese acento andaluz que nunca quiso dejar, para quién quisiera escucharlo… No eran muchos, cansaba un poco oír siempre lo mismo….
Juan no tuvo mucho estudio, sólo brazos y manos fuertes para el trabajo y una mente prodigiosa, que no se cansaba de pensar, de inventar, de resolver acertijos, de fabricar rompecabezas, de proponer juegos de mesa,,,para quién quisiera acompañarlo…No eran muchos, cansaba un poco sentarse a pensar en ratos de ocio…
La mayor de los nietos de Juan, quizás por ser primera y luego supo única hija de su única hija mujer, llegó a su vida y creo, le robó el corazón. Había en su mirada una atención y un interés muy especial , esos ojos grandes, muy grandes, le recordaban a su madre quizás…y escuchaban grabando cada detalle. Cómo le gustaba a la niña oír sus historias…Atajate, sus viñedos, los olivos, el molino aceitero del pueblo donde la familia llevaba su cosecha para recibir luego el aceite que usarían todo el año, las cabras, los perros, las zapatillas que había que tejer con una especie de yute de la zona para proteger los pies, las sierras, los juegos infantiles de la época, el lavadero comunitario, agua que vertía de las sierras, donde las mujeres se reunían a lavar sus ropas y a comentar las novedades del pueblo.

Tanto le gustaba a la niña escuchar esos relatos, que casi sin querer se apoderó de los recuerdos de ese pueblito, lo sentía suyo, como si ella misma hubiese estado ahí. Cómo la ilusionaba conocerlo un día…o al menos que Juan volviera, a cerrar capítulos, a respirar ese aire, a abrazar a los que aún seguían ahí luchando…
En un intento por conservar esos lazos, recuperando direcciones de cartas viejas y olvidadas, se entabla un diálogo a la distancia. Con la familia? Hmmm, no precisamente. Es la novia de Antonio, uno de esos primos lejanos quien rescata uno de esos llamados y oh sorpresa!, la comunicación estaba lograda… Resultaba casi mágico: “Abuelo, llegó carta de España!”, ajando el papel de tanto acariciarla, de leerla y releerla…para quienes quisieran escucharla….No eran muchos, no siempre interesaba saber de tierras lejanas…
Iban y venían misivas, postales, fotos de parientes. Algo es algo Juan, estas cartas traen aires de tu tierra, ¿No era eso lo que querías?…
Y Juan parte un día, sin concretar su deseo, el de volver a España, el de llevar a la niña a su Atajate añorada.
Pero nada queda inconcluso cuando hay sentimientos fuertes y verdaderos, Dios se encarga de eso…
Pasan los años, parecen no tantos a la distancia, pero la niña ya es esposa y madre de dos muchachos que han oído hablar de Juan, nombre que heredó uno de ellos, el mayor, han oído de Atajate, de su significado, saben detalles, que escucharon siempre con ojos grandes y asombrados…como los de Rosa, como los de Juan…
Quiere el destino que esta familia de cuatro, parta junta al País del Norte, “Por trabajo de papá…” decían los niños. Los esperaban dos años de experiencias nuevas, idioma nuevo, amigos nuevos y esperanzas nuevas…
En el País del Norte está todo organizado, si papá tiene buen trabajo mamá no debería trabajar, entonces, ¿qué hace ahí esa propuesta como traída por los reyes magos? Y mamá trabaja, una oportunidad así, no hay que dejarla pasar. Nada sucede porque sí, debe haber una razón…Sí, había algo inconcluso por ahí…y como dije antes: Dios se encarga siempre de eso…. Sí, la suma da exacta, podemos ir a España!!!
Hay que contarle a los niños, hay que rescatar direcciones olvidadas…pero ya no estamos en casa, esas cartas viejas se quedaron en el camino de la mudanza, hay que apelar a la memoria…Hmmm, Pasaje las Flores se llamaba?
“Me siento echando una botella con un mensaje al mar”, comenzaba diciendo la carta…y bueno si no, se puede hacer el viaje por nuestra cuenta ¿no amor, no niños?
Veinte días pasaron y lo que voy a contar parece mágico: “ Amor, niños llegó carta de España!”.
“La botella que tiraste al mar ha llegado a su destino” comenzaba diciendo la carta.
Allá estaban los que se quedaron a luchar, aún a costa de su pellejo. Allá estaban esperándonos con los brazos abiertos como los de Francisco, como los de Rosa…
Resulta muy difícil describir la emoción, la sensación de estar viviendo un sueño, de alcanzar una estrella que parecía tan lejana.
“Después de esta curva verás el pueblo” dijo Antonio, ese primo lejano.
Atajate querida, Atajate añorada…apareciste ahí como salida de un cuento de hadas!
Caserío blanco, como apretado, como abrazando, como acaparando sueños, como esperando a tus hijos desarraigados, como queriendo cobijar a esa niña, que te miraba con ojos grandes, muy grandes, asombrados, como los de Juan aquella mañana…

Vivi Varotta
"MIS ALAS DELIRANTES"
Déjame posar sobre tu honbro
para anidar allí mis fantasías.
Déjame abandonar mi vuelo delirante,
mis alas se han cansado
buscando en el espacio
ampararme en tu orilla.
Este otoño me trajo la tristeza
del vuelo inútil buscando tu refugio.
Deja que pliegue mis alas peregrinas,
ofréceme tu amparo, acércame a tu vida.
Yo se que en este vuelo solo soy golondrina,
que soñó ser un águila volando hacia las cimas,
buscando entre las rocas su destino de vida.
Y no he encontrado nada, y me quedé dormida.
Y me pasaron tantas primaveras encima
que desperté de pronto,
y reanudé mi vuelo de locas fantasías.
Estírame tus brazos caminante indolente,
ya no quiero estar sola.Me ha vencido la vida.
¡Por piedad,hazme un hueco
entre tus manos tibias!
ADELA CICIARO

5 abr 2010

"MALOS RECUERDOS"
En las profundas cavernas de tu mente
suelen hallarse oscuros pensamientos,
que no quieren salir a la luz y te marginan
robándote la claridad y el tiempo.
Libérate del aberrante sufrimiento que fué...
pero del que no queda
más que las amarguras que en la mirada dejan.
Levanta tus ojos a la luz, el sol te espera.
Aleja de tu mente los nefastos recuerdos;
hoy es tu tiempo, aunque no lo creas.
No hay pasado que marque un derrotero...
si en el presente hay luz
deja las sombras del ayer...olvida.
Mírate en el espejo de tu hoy
en el verás por fín la claridad del día.
La noche quedó atrás y con ella,
las vivencias oscuras de tu vida.
Arrójalas al mar,el agua purifica
y cuando vuelvas los pasos por la arena,
levanta tu mirada y sonríe...al primero
que al mirarte...te sonría.
ADELA CICIARO

1 abr 2010

Lo mío




Quiero volver a vivir, recorrer el huerto,
cosechar los frutos, acaparar sentimientos,
alimentarme de besos y compartir emociones;
y en la copa burbujeante de los brindis
reflejarme; y en los ojos de mis hijos…
y en la mirada de todos, encontrarme.

Quiero agradecer a Dios por la unión de la familia,
por la salud y el trabajo; por colmar la mesa diaria
de panes y bendiciones; por encontrar semejanzas
en los hoyuelos y gestos, en las muecas y miradas
de los niños; y en la pícara sonrisa contagiosa,
provocada por la carga intencional de las palabras.

Quiero retomar atajos, recordar por siempre el
poema 20, el del corto amor y el del largo olvido;
desandar caminos y llegar al cruce de las travesuras;
y acunar los nietos; y jugar con ellos al abracadabra,
al armar palabras; al juego de las escondidas…
y al juego de los encuentros.

Quiero guardar la caricia de las flores que caían de
aquel viejo paraíso, en el balcón de la casa; de esa
casa y esa calle, que poblaban por entonces los
naranjos, con azahares embriagando las mañanas
de dulzores, antes que noviembre llegue y antes
que los hijos partan.

Quiero quedarme y que sepas que aquí estaré;
por si quieres encontrarme, muy cerquita
del susurro de tu voz, al pronunciarme.
Quiero estar siempre presente, como esplendor
luminoso, en tus triunfos, en tu historia.

Y estaré también allá, en alguna madrugada, justo
a la hora en que el sol pretende alumbrar el día,
resistiéndome a partir como el lucero del alba.

Elva Ester Varotta