30 mar 2010

...me iré muy lejos,
más allá de esas sierras,
más allá de los mares,
cerca de las estrellas
para pedirle a Cristo,
Señor, que me devuelva
mi alma antigua de niño.

F. García Lorca




EL CRIMEN

Todas las primaveras jugábamos al escondite entre los trigales cercanos a Bórmigos. Una de aquellas tardes, escondida entre las cañas del trigo, vi cómo junto a una torrentera, un hombre mataba a una mujer. Ella gemía y gritaba, casi sin fuerzas, mientras intentaba librarse del hombre apretándole el tórax con los brazos en un desesperado esfuerzo para asfixiarlo. Él profería palabras ininteligibles, le mordía reiteradamente el cuello con gestos de oprobiosa saciedad y la golpeaba brutalmente con su cuerpo como si quisiera aplastarle las entrañas. El miedo me paralizó las piernas y una especie de voz interior me decía que no debía gritar ni decir nada.

En unos instantes la mujer dejó de gemir, el hombre se apartó de ella y quedaron los dos, inertes y supinos, medio desnudos sobre el suelo, mientras varias golondrinas surcaban el tibio azul de la tarde de junio con sus gráciles vuelos en busca de insectos. Aunque la luz cegadora del poniente me distorsionaba las imágenes, por entre los filamentos de las espigas pude ver que la muerta, dulce y sonrosada, era Enriquilla la del Sojo y el asesino, sudoroso y con los ojos llameantes, parecía José el Marteño, un albañil que trabajaba en las casas de Bejarano. Era una situación angustiosa mitigada apenas por el gorjeo de las golondrinas, como saetas oscuras que atravesaran el aire transparente del atardecer.
En un determinado momento, estando apenas oculta por unas cañas, vi que el criminal se incorporaba e inclinaba su cara hacía los labios exhaustos de la víctima, tal vez para asegurarse de que ya no respiraba. Sólo entonces el vacío de mi cabeza se inundó de ficciones que me hicieron tomar conciencia del peligro que corría en aquel descampado y me dieron fuerzas para salir sigilosamente del trigal y echar a correr luego por la vereda, envuelta en una humareda de polvo. Sentía en mi cara los quiebros del aire como caricias de una mano tibia y a mis espaldas oía a mi amiga Gregoria, que con un piedra daba tres golpes sobre un poste del tendido eléctrico mientras gritaba:

-Una, dos y tres. Descubierta Julia que va corriendo por el camino.

Pero no retrocedí hacia donde estaba Gregoria como mandaban las normas del juego sino que corrí hasta mi casa y me encerré en el dormitorio sin atreverme a hablar con nadie. El miedo que circulaba por mis arterias me pulsaba las sienes y un inevitable fluir de conciencia empezaba a señalarme como infame encubridora de aquel horrible crimen. Si yo hubiera gritado con fuerza o hubiera corrido a pedir auxilio a la era cercana, tal vez Frasco Gaspar con un bieldo hubiera podido espantar al asesino. Sin embargo, aquel pánico que me había inmovilizado las piernas y aquella fuerza extraña que había amordazado mi boca se habían confabulado entre sí para hacerme espectadora impasible, casi cómplice, de la muerte de la pobre muchacha.

Devorada por una horrible sensación de culpabilidad, aquella noche no pude conciliar el sueño. Apretaba los párpados y veía al criminal, duro y terrible, cortando los hilos de la vida para tejer la sombra helada de la muerte. Y me imaginaba a Enriquilla, con el cuerpo en flor, metida en su caja, como la Bella Durmiente, pero muerta de verdad, rodeada de cintas y flores. Cintas azules, lirios blancos, rosas amarillas, cintas lila. Aquellas imágenes me torturaban las retinas hasta desencadenar en mi interior un vértigo de inquietud que ahuyentaba al sueño.

A la mañana siguiente fui con mi madre a la tahona y encontré allí a Enriquilla la del Sojo hablando tranquilamente con las cotillas del pueblo. Estaba radiante y feliz, más viva que nunca, y mis ojos no daban crédito.

Unos meses después, Enriquilla se casó con el Marteño y a la salida de la iglesia los vecinos les arrojaron trigo y arroz como mandaba la costumbre. El aire olía a azahar y a perfume. Al atardecer, cuando el sol era ya un círculo de oro sobre las colinas, comenzó la fiesta en la explanada de Roque, donde los novios, junto con algunos vecinos, bailaron hasta la medianoche al son desfallecido del acordeón de Pepe el de la Cuesta.

Y durante mucho tiempo me estuve preguntando qué misterio se ocultaría en el extraño suceso del trigal.
A. María Rodriguez
Yack

A los seis años el mundo es diferente. Sobre todo cuando uno tiene seis en la época en la que la televisión todavía no es el centro del paisaje casero y la computadora y otras yerbas no aparecen ni en los sueños de los videntes.
En esos lejanos , arcaicos, tiempos, mi mundo era pequeño, se componía de sólo tres lugares; el viejo departamento en San Telmo, lleno de sol, con los pisos de madera siempre recién lustrados, la escuela que olía a polvo, pájaros embalsamados y papeles amarillentos , y el Parque Lezama, mi propia versión del paraíso. En ese mundo, todavía no se sabía de guerras, miseria ni crueldades. Sin embargo, o tal vez justamente por eso, mi idea de la felicidad y la desdicha era bastante particular; la humanidad se dividía en dos mitades, los afortunados eran los que tenían un perro, los otros, eran los desdichados. Demás está decir, en qué mitad habitaba yo.
Mi abuela tenía postulados inapelables; el perro necesita tierra, así que en un departamento, nada de perros, (yo me preguntaba en ese entonces, igual que ahora, si los chicos no necesitaban tierra, aire libre, árboles, pero parece que no, que los cachorros humanos pueden prescindir de todo eso y vivir perfectamente dentro de una gran caja de cemento) Además, los perros contagian enfermedades (por suerte los humanos no,).
La Ley era respetada en casa, y aplicada sin excepciones, manteniéndome como habitante permanente de la mitad oscura de la humanidad.
Entonces apareció Jack.
No recuerdo el instante mágico en que nos conocimos, como sucede casi siempre cuando nos topamos, sin anuncios previos con quien será “el Gran Amor”.
Jack era el dueño de una humana inglesa que lo adoraba.
Como buen terrier escocés, tenía un muy británico aire de superioridad. Años después, descubrí que otras razas son capaces de las más conmovedoras expresiones de tragedia, mientras que los terriers escoceses, siempre parecen un poco ofendidos. De todas maneras, Jack condescendió a brindarme su amistad y su afecto.
Dos veces por día, puntualmente, acompañado por su humana, cruzaba la calle para pasear por el parque Lezama. Cuando pasaba por el segundo piso, ladraba en su camino de ida, en el de vuelta, (sólo a la tarde, ya que a la mañana yo cumplía condena en la escuela), los ladridos eran mucho más fuertes y exigentes, hasta que los torpes humanos entendimos el mensaje, y a la vuelta de sus paseos hacía una escala de visita en mi casa.
Al principio, él y Mrs. Grow, se quedaban un rato, después él se quedaba solo jugando conmigo.
Hacíamos cosas prohibidas; nos revolcábamos en la alfombra y él me lamía la cara, especialmente la boca. Con éstas experiencias (clandestinas), quedó científicamente demostrado que lo de los contagios era un cuento; nunca le contagié nada.
Después de un rato, dejaba de jugar y se iba para la puerta, la visita había terminado, y yo lo acompañaba hasta su casa.
Por un tiempo, el Mundo, (el mío), fue un lugar más feliz.
Como todo el mundo sabe, no hay tiempo más corto que el feliz Mi tiempo de dicha no fue la excepción y llegó pronto a su fin.
La Sra. Grow tenía un hijo que hasta ese entonces, no figuraba en mi inventario de vecinos; estaba estudiando en otra ciudad. Hasta que un día se materializó como un joven Médico, que volvía a vivir en su casa materna,….con su flamante esposa.
En mi ignorancia y candidez, la aparición de estos personajes, no me pareció amenazadora, ni siquiera pensé que podrían tener algo que ver conmigo .Pero, ¡hay! La recién casada en poco tiempo quedó embarazada, y unos meses antes que llegara el bebé, Yack fue exiliado de su hogar, mejor dicho expulsado, por aquello de los pelos, y el peligro mortal que implicaba para un bebé convivir con semejante generador de enfermedades y catástrofes.
Yo no podía creer que pudiera pasar una cosa tan terrible, tan injusta, y tan estúpida pero no tuve más remedio que notificarme de mi ingreso (involuntario) al mundo real.
No lo vi nunca más. Sin embargo, medio siglo y muchos perros después, aún, con sólo nombrarlo, evoco la sensación de frotar la cara en el raso negro de su pelo, su olor, el ruido de sus uñas cuando corría sobre el piso encerado.
Yo sé que estás en alguna parte, y sé que lo sabés Yack, pero quería decírtelo una vez más, nunca, nadie pudo expulsarte de mi corazón.

Silvia Perrin

27 mar 2010

HOMENAJE A LAS MADRES.
No existe en el mundo entero
muestra de mayor cariño
como el gesto de una madre
dándole el pecho a su niño.

No han pintado los pintores
cuadro de mayor belleza
que a una madre con su hijo
cuando le está dando "teta".

Y, cuando tambaleante
marca sus primeros pasos,
al lado tiene a su madre
llevándole de la mano.

Y a la hora de levantar,
como todo fiel cristiano,
al signar y santiguar
le va llevando la mano.

Y cuando una enfermedad
a la cama al niño lleva,
velando está su mamá
juntito a la cabecera.

Cuando lo lleva a la escuela
se admiran de su talento,
porque mamá le ha enseñado
las letras del alfabeto.

Tan sublime y verdadero
es el amor de las madres,
que no hay en el mundo entero
otro que pueda igualarle.

Es un amor tan sincero
y tan desinteresado;
pués las madres lo dan todo
y no exigen nada a cambio.

Cuando falto de experiencia
el chico sale a la calle,
de los peligros que encierra
le advierte siempre su madre.

Si, desoyendo consejos,
se ve metido en un lío,
allí está siempre su madre
defendiéndole con brío.

Para obsequiar las mamás
y para hacerles regalos,
se ha establecido una fecha:
primer Domingo de Mayo.

No busquéis regalos caros,
que os lleven del mes la paga;
tenerlo siempre muy claro:
"amor con amor se paga".

Un abrazo, un beso y una flor,
cuando se dan con cariño,
es el regalo mejor
que ofrece, a su madre, un niño.

No tiene que ser un día,
ni esperar un año entero.
Debe hacerse cada día
con un cariño sincero.

Tantísimas son las cosas
que debemos a las madres,
que todo el oro del mundo
es poco, para pagarles.

El cantante "Camarón".
hallándose en la agonía,
dijo, con mucha emoción:
¡¡Qué tengo yo, MADRE MÍA!!.

Fausto Alfaro Martinez

22 mar 2010

El pisotón


EL PISOTON
Carmen Navarro Fernández


¡¡Ayyy!! ¡¡Ayyy!!
Nada que no se entera. Ni siquiera se ha dado cuenta de que me ha pisado. Claro que con esas horribles botas que lleva… ni lo ha notado.
La gente joven va ahora vestida de una manera muy rara con esos pantalones todos rotos y esas camisetas con horribles mensajes y si los mirar a los pies ya es el colmo. Botas militares u horrendas deportivas, en las que deben pasarlo fatal personas como yo, con esos olores y en un recinto tan incómodo. Y aún te quejas tú.
Nosotros somos unos privilegiados, María se desvive por nuestro bienestar. Ninguna noche se olvida de masajearnos con una buena crema.
En el verano se preocupa de que vayamos fresquitos y en el invierno no escatima a la hora de comprarse unos zapatos de la mejor piel para que estemos cómodos, lo único malo son los tacones, como la gustan tan altos hay veces que nos incomodan un poco, pero todo se lo perdono por el cariño que nos tiene. Y si no veamos.
El otro día yo me encontraba mal, había tropezado y me había magullado un dedo, pues se quedó en casa para que yo no sufriera.
- Bueno, tampoco es para que te pongas tan henchido de orgullo por eso. Se quedó en casa porque no podía calzarse y si no dime ¿No salió a bailar al día siguiente sin preocuparse mucho de ti?
- - Si porque vino Luís a buscarla con el coche.
Luís, como me trata, soy su preferido. Cuando se queda aquí a pasar la noche con María, hay que ver los besitos que me da, aunque es verdad que los besitos suben y suben y desde mi posición no logro ver hasta donde llegan, pero me imagino que muy arriba y a María le deben gustar mucho porque la siento reírse y me doy cuenta que es feliz con Luís.


Ya sé que hay pies más famosos que yo, los de los futbolistas, por ejemplo, el de Ronaldo o Platini o Di Stefano que se han llevado el Balón de Oro, o los de Fred Astaire y Ginger Rogers bailando claque , pero me conformo con ser el pie de María, porque hay que conocer a María. Alta, 1,70, morena, con unos maravillosos ojos verdes, aunque la verdad es que me cuesta trabajo vérselos desde tan abajo, ¡Y como viste! Siempre tan elegante, no hay mas que ver los zapatos que siempre lleva. En verano sandalias y en invierno zapatos de finísima piel, casi nunca lleva botas, seguramente pensando en nosotros, aunque como digo lo de los tacones es a veces un martirio.
Alguien podría pensar que desde mi posición en el cuerpo no me entero de lo que pasa por arriba, pero no es así. Por ejemplo yo sé todo lo que pasa debajo de las mesas. Las señoras que se descalzan porque no pueden soportar los zapatos que se han comprado para esa boda o las que se los quitan para insinuarse con el señor que tienen al lado, metiéndoles el pie por la pernera del pantalón, mientras le miran con una sonrisa inocente y él empieza a ponerse colorado y poner cara de circunstancias, porque la señora esta como un tren.
Pero yo soy feliz de ser el pie derecho de María y tú no debes preocuparte por ese incipiente “juanete”, ya sabes lo que ha dicho la podóloga, que un “juanete” detectado a tiempo en una persona tan joven tiene fácil arreglo, una pequeña incisión y listo.
¡¡Ayyy!! ¡¡Ayyy!! Otrro pisotón, la gente es que no se fija.
- Oiga que me ha pisado ya dos veces – le dice María – Pero él sale del metro dando empujones y pisando a todo el mundo sin enterarse.

16 mar 2010

CARTA A UN AMOR AUSENTE

MI AMOR... ESTOY PASANDO EL INVIERNO DE TU AUSENCIA,
NOCHES LARGAS, LLENAS DE SILVOS DE LOS VIENTOS,
QUE NO ME DEJAN OLVIDAR, QUE TU ESTAS LEJOS.
PARECERIA QUE MIS PARPADOS FUERAN TRANSPARENTES,
QUE AUN CERRANDO LOS OJOS,... VEO EL VACIO QUE TU DEJAS.
TODO ME DICE QUE NO ESTAS,,
EL VIENTO SOPLA FUERTE... MI GUITARRA TOCA TRISTE.
MAS PRONTO VENDRÁ EL VERANO EN NUESTRO AMOR....
SERA EL DIA QUE TU VUELVAS,
ENTONCES,. ME ACOSTARÉ EN LA PLAYA DE TUS PECHOS
Y TU ALIENTO SERÁ LA BRIZA QUE ME HABLARA DE AMOR,
ME BAÑARE EN TU BOCA ..... ME BEBERE TU AMOR....
NO LE DIRE AL MUNDO QUE ERES MIS,... NI LOS PAJAROS LO SABRAN,
A MI GUITARRA LE CORTARE LAS CUERDAS, NUNCA NADIE LO CONTARA .
SOLO TU CUERPO Y EL MIO, SOLO ELLOS LO SABRAN..........
¿ ESTAS ENAMORADO ? ,,, ME PREGUNTAN........... YO LE RESPONDI... SI
DE QUIEN ME INTERROGAN NUEVAMENTE..... DE TODO LE RESPONDÍ .
PERO CUANDO SE ESTA ENAMORADO, ES DE UNA MUJER......
Y LO ESTOY DE UNA MUJER, QUE ESA MUJER ES TODO Y TODO ES ESA MUJER.
¡ ASI ! .... ¿ Y DONDE ESTA ELLA AHORA ? .... AQUI... ¿ NO LA VES ?
ME MIRO COMO A UN LOCO, SE RIO Y SE FUE.....
YO PENSE CON PENA..... POBRECITO... NO ME ENTENDES.
ES QUE NADIE TE VEIA MAS QUE YO, UNA ENVOLVENTE CAPA DE AUSENCIA,
TE HABIA HECHO INVISIBLE.... NADIE TE VEIA MAS QUE YO.....
TE LEVANTASTE... ME LEVANTE... ME ABRAZASTE... TE ABRACÉ,
ME BESASTE... TE BESE, ... Y SE POSO EL CICLON EN LA MONTAÑA,
EL MAR ALISO SU ALFOMBRA DE AGUA... SESO EL RUGIDO LA CIUDAD DORMIDA,
TOCO SU ENORME VIOLIN EL ARCO IRIS,
Y SU MUSICA ENVOLVIO NUESTRO AMOR, ................
¿ UN INSTANTE ? ... ¿ UN SIGLO ?.......... SOLO LO SABE DIOS..
DESPUES, AMANECIO CON LUZ NUEVA,
SE ELEVO NUEVAMENTE EL CICLON DE LA MONTAÑA,
EL MAR ARRUGO SU ALFOMBRA DE AGUA,
CESO SU ENORME VIOLIN EL ARCO IRIS,
REVIVIO EL RUGIDO LA CIUDAD DESPIERTA....
Y SOLO DOS FLORES ENTRELAZADAS, CAIDAS EN EL CESPED
AMANECIERON MUERTAS.

Rolando Dumas
FANTASÍAS EN EL CAJÓN

Siempre habíamos sabido que mi abuela guardaba un secreto. No sabíamos lo que era

pero lo que había en el primer cajón era intocable. Así nos lo hizo saber a mi hermana

y a mí desde nuestra mas tierna infancia. No es que fuera severa con nosotros al contra-

rio era una persona agradable y cariñosa, embutida siempre en ropas oscuras que la ha-

cían parecer mayor de lo que era a nuestros ojos de niños. Jugábamos a piratas pensan-

do que el contenido podría ser el mapa de un tesoro. Con los cojines formábamos una

especie de isla y le cogíamos a mí madre una maceta de helechos y la plantábamos en

el centro como si fuera una palmera. Yo hacía de John Silver El Largo uno de mis per-

sonajes favoritos de aquella época y por lo tanto el encargado de esconder el tesoro y

mi hermana dos años menor que yo era la especialista en localizarlo con las pistas que

yo le había dibujado en el supuesto mapa de la abuela.

A pesar de las advertencias hubo algunos intentos por nuestra parte de saber el conteni-

do pero siempre nos pillaban parecía haber un complot en contra nuestra pues lo único

que conseguíamos era una semana de castigo sin ver la televisión y sin salir de nuestro

cuarto. Eso ayudó a que comprendiéramos que aquello no se tocaba pero a la vez está-

bamos mas decididos a saber lo que había dentro. Habíamos formulado una nueva teo-

ría. Creíamos que la abuela había tenido un novio que murió durante la guerra y que lo

que guardaba con tanto celo era una foto suya. Así que cambiamos la isla por trincheras

cogimos los palos de la escoba y el recogedor a modo de armas y formábamos la guerra

en el salón. Por supuesto yo hacía el papel de valiente soldado que protagoniza algunas

gesta importantes antes de caer abatido por el fuego enemigo mientras mi hermana era

la dolorosa novia que contempla la foto después de haber recibido la noticia de su muer-

te. Este juego nos duró unos meses hasta que mi hermana pensó que había otra posibili-

dad. Quizás fueran cartas de nuestro abuelo ya fallecido de cuando estuvo en el servicio

militar en Jaca. Yo me opuse a este juego pero esta vez mi hermana impuso su criterio y

a mí me tocó hacer el papel no deseado de novio. Paseábamos por el salón cogidos del

brazo y manteníamos las supuestas conversaciones que habían mantenido nuestros a-

buelos. Volvimos a cambiar el decorado y esta vez los cojines se convirtieron en una es-

tación de tren donde teníamos una dolorosa despedida. Yo manteniendo el tipo de que

no pasaba nada y mi hermana prometiéndome esperarme los tres años que duraba la mi-

li. Yo me cansé pronto de este juego y para darle a mi hermana otra alternativa le pro-

puse la idea de que quizás fuera un testamento. Acogió la idea con agrado pues su fan-

tasía no parecía tener límites en aquella época. Para ser sinceros ahora tampoco, conti-

núa igual. Este guión nos resultó mas complejo pues no sabíamos que personaje iba a

ser el protagonista. Yo propuse al abuelo pero mi hermana decía que no, que la abuela

ya había estado tres años sola cuando la mili. Así que le colocamos a mi abuelo que era

hijo único un hermano postizo y ya teníamos al tío de América. Ayudados por la bola

del mundo que teníamos en el cuarto elegimos como país Paraguay. Nos sonaba bien

fonéticamente y nos pareció un país exótico amen de que tenía minas de esmeraldas.

Yo haría dos papeles, el del tío trabajando en la mina y el del abogado que lee el tes-

tamento. Mi hermana haría el rol de mi abuela cuando le dan la noticia de que es rica.

Volvimos a coger los cojines y apoyándolos contra la pared simulamos que era la mina

y mientras yo trabajaba sin parar para conseguir mas esmeraldas. Para ello le habíamos

tomado prestado a nuestra madre el barreño de tender la ropa y las piedras con las que

adornaba sus macetas. Cuando creí que ya tenía suficientes empecé a comprar casas y

fincas y como nunca había tenido tiempo de casarme al morirme todo fue para mi her-

mano. Desmontamos la mina y con la mesa baja del salón y con los cojines a modo de

silla procedí a la lectura del testamento. Mi hermana hizo una aparición estelar fruto de

su histrionismo. Ataviada con ropas de mi abuela más parecía una dolorosa que una ri-

ca heredera. Su cara de felicidad fue genuina al comprender el enorme legado que le ha-

bía correspondido, lo vivía como si todo fuera verdadero y no producto de nuestra ima-

binación.

Así pasamos los años de nuestra infancia de juego en juego y de rol en rol siempre a-

compañados por nuestros cojines para montar los escenarios. Ahora al mirar hacia atrás

lo recuerdo con una gran nostalgia pues nuestra abuela sin pretenderlo azuzó nuestra

imaginación de una forma que de otra forma no hubiéramos sido capaces de conseguir.

Ahora venimos los dos agarrados de la mano y tristes por el sepelio de la abuela pero a

la vez compenetrados en nuestras miradas y en nuestros pensamientos. Llegamos a casa

y nos vamos directos al salón. Cómo siempre el sobre estaba en el primer cajón.


MAR GONZÁLEZ ALBERTO

04/11/2008

A Rocha de Lugo

A ROCHA DE LUGO

Pepiño era un rapaz que sempre axudou os seus pais viñan da escola á casa e ir para as
montañas co gando. Mentres os animais comeron inclinou-se contra unha rocha e adormeceu, a súa imaxinación voaba naquelas montañas de Lugo, soños irrealista e pedras máxicas. Acordose do sono atope algo nas súas mans era unha pequena cruz de pedra gravado con algo que tiña visto en seus soños.

Os seus pais vivían no campo, non había diñeiro ea casa era vella. Os soños poden realmente realizarse. Á noite, a lúa chea estaba fóra da fiestra sen facer ruído e foi á bodega de incorporarse un saco. Confiar un santo e tremendo como foi o lugar que tiña estado no período da tarde, poñendo a pedra sobre a que tiña caído no sono e apartandose cheo de pánico fixo xixi na calza, como a gran pedra partiu, deixando un burato debaixo dela. Cheo de medo veu e algo brillante e empezó a encher a pequeña bolsa que había cojido en la bodega de su casa. Presinandose salio corriendo monte abajo rezando al señor y dando gracias por aquello que el no sabia lo que era.
Pero sí lo habia cojido, tiña no soto da súa casa. fuxiu para abaixo a prensa monte a orar ó Señor e dar grazas por o que el non sabía o que era pero tiña visto en soños. Como el fora a fora da xanela e entrou a través e axexao das montañas de Lugo era a súa terra onde el naceu, alguén adormeceu. Pepe o día seguinte volveu cos seus animais e se sentou na pedra e se lembrou do que pasou na noite anterior, porque tiña esquecido. separar-se do roche recordou. Eu fixen unha cruz con pequeno risco que atopou no chan. Foi a casa cos animais no cuarto e retirar a bolsa e viu que as cousas estaban no interior que brillaba. Chamar á súa nai porque o pai estaba ocupado cos animais e díxolle que tiña acontecido e mostre a ela o que eu tiña na bolsa pequena. Espanto de súa nai desmaiou e foy correndo a contar a seu pai e explicalle o que tiña acontecido, mentres súa nai xa estaba a ver todo o que tiña traído Pepiño. Seu pai dixo Pepe pequeno, pero agora estamos ricos, podes ir para a facultade e estudar. A si é que o neno se pode facer un gran enxeñeiro.
El sempre visito a rocha e deulle aperta e mesmo despois de tantos anos, non podía explicar o que tiña acontecido.
Agora eu termino a historia remata nunha noite de tronos e lóstregos. ¨¨O XAN ¨¨

Sentimientos



Sentimientos

Siento cada vez que el viento suena,
una caricia en mi cara, en mis labios
tus besos con sabor a miel.

Siento que el pasado vuelve a mí que viajo
en el tiempo, y tu giras a mi lado.

Siento las caricias delicadas de tus dedos acariciándome,
el perfume de tu cuerpo.

Te acuerdas cuado en el jardín , sentíamos el olor
ese olor a Rosa y de gotas lluvia que humedecían mis labios.

Te fuiste amor mío y te llevaste contigo parte de mi alma,
el jardín seco en el tiempo.

Ya no hay flores en nuestro parque, pero aquí dentro de mí aún
están tus rosas llenas de gotas de lluvia.
¨¨O XAN¨

Nai


Nai

Cantos anos fai que me deixaches

Neste val de bágoas, sen aperta e

cariños sen calor do seu peito.

Vostede viaxou no barco do destino.

Miña nai onde esta vostede agora.

Meu cabelo fíxose xa de prata como

era o seu miña ¡Nai!

Os recordos seguen vivos dentro do

meu peito miña nai.

As bagoas veñen nos meus ollos,

lembrándote nai.

¨¨O XAN


15 mar 2010

“A TU LOURO QUERIDO”

Es un lugar al sur de Galicia,
un lugar llamado Louro.
Amotinado desafía el mar.
Donde apenas viviste. Donde moras ahora
y, a veces en sueños,
moro yo contigo.
El nombre empapado de tu mar
te escurría de la boca.
Por caminos de ovejas descendías
a la playa, el mar batía
en aquellas piedras, en estas sílabas...
Mis ojos se perdieron ahogados
en el fulgor
del último o del primer día...

¡¡¡ Era la perfección, amor mío !!!


Maribel
SI YO TUVIERA ALAS

Que haría … si yo tuviera alas…?
Quizá me asustaría sabiendo el poder
que utilizarlas me otorgaba.
Pensar en poder volar
me permitiría salvar incluso almas
intervenir en mil historias
cambiarles el final si no me gustaran;
ese poder tal vez me transformara
y me hiciera olvidar que soy humana
o es posible que el hambre terminara
llevar volando de donde sobra a donde falta
que las guerras dejasen de ser tal
transportar muy lejos la palabra
que nadie la conozca “ guerra “ erradicada.
Que un coro de alas ayudase a la tierra
a ser de nuevo remodelada
sin agujeros negros sin trampas
para que no nos devolviera
lo que se le saca con saña.
Que haría si yo tuviera alas?
Permitirme soñar con que la vida
será por siempre respetada y deseada
para todos en igualdad sin fisuras ni fallas.
Casal
IMPOSIBLE

Si pudiera mi pecho cantar sus esperanzas,
sus locos desvarios, su insensato soñar.
Decir a todo el mundo que te quiero en silencio,
sabiendo lo imposible de mi pena de amar.
Si el pájaro amarillo del dolor de mi alma
escapase algún día de su honda prisión,
te diría al oído lo mucho que te quiero,
con el dolor ingrato de callar mi pasión.
Nunca sabrás princesa, lo que con fuerza guarda
este corazón tuyo que alienta a su pesar.
Pero aunque tú lo ignores, aunque jamás tus ojos
me miren tiernamente, ni de tu boca salgan
las anheladas frases alentando mi amor,
te seguiré adorando, admirando de cerca
la gracia de tu andar, tus castaños cabellos,
lo feliz de tu risa, lo fresco de tu voz.
Jamás tendré la dicha de oir una palabra
que dedique tu alma al pobre corazón
que desde la sombra vive envidiando celoso
a aquel favorecido que te besa en la noche,
que acaricia tu pelo, que apoya su cabeza
sobre tu blanco pecho de pétalos en flor.
Por eso yo lo odio, por eso lo aborrezco,
por ser dueño del mundo, tu gran mundo de amor.
Por eso morir quiero antes de confesarte
hincado de rodillas ante el gran pedestal
en que te tengo erguida desde que supe un día
que te amo mi reina, sin ninguna esperanza
de que tú nunca sepas esta mi gran verdad

Antonio Peña Ventura

14 mar 2010

SOÑÉ CON DIOS ( adaptación )

ANOCHE,... SOÑÉ CON DIOS ... Y LE PREGUNTÉ
SEÑOR ¿CUANDO DEJARÁ DE HABER NIÑOS HAMBRIENTOS EN L MUNDO ?
Y DIOS ME DIJO...--- 100 AÑOS DESPUES DE TU MUERTE.-
Y VOLVÍ A PREGUNTARLE......
SEÑOR.¿CUANDO DEJARÁ DE HABER POBRES Y ENFERMOS EN EL MUNDO
DIOS ME CONTESTÓ ...100 AÑOS DESPUÉS DE TU MUERTE.
Y LUEGO LE PREGUNTÉ........
SEÑOR....¿ CUANDO PODRÉ VOLVER JUNTO A MI MUJER AMADA ?
. .......... Y DIOS,... LLORÓ

Rolando Dumas (Argentina)
DIA DE REYES

Sobre la mesa del salón un enorme ramo de flores, más concretamente de rosas rojas y junto al ramo un pequeño paquete en el que el lazo que lo adorna es casi más grande, sobre todo porque es rojo, como las rosas. Todo demasiado llamativo, es como si la persona que lo hubiera dejado allí pretendiera que no pasará desapercibido, ni las flores, ni, sobre todo el paquete.

Han terminado las Fiestas. A Carmen le ha tocado como todos los años, preparar todo; comprar la cena de Nochebuena, Nochevieja, reunir a toda la familia una semana antes para preparar el “Amigo invisible”, costumbre que se ha impuesto desde hace unos años y que no recuerda de quien salió tan brillante idea. Poner esa bonita mesa para la cena y por supuesto cocinar ella misma, porque ella cocina tan bien, opinan todos, todos los que quieren aparecer tan guapos a las 10 de la noche y sentarse a esa bonita mesa y degustar esa maravillosa cena, pero a ella se la ve tan feliz cuando todos halagan el menú y lo bien que ha quedado todo.

Y ella, Carmen, cuando felizmente ha terminado todo, incluido el día de Reyes, porque sí el día de Reyes es el culmen de todo el festejo. Regalos para todo el mundo, este día no se celebra el amigo invisible, todos los regalos se saben de quien provienen.

Y todos los años al final de este día, Carmen se hace el firme propósito de que es el último año que se embarca en este barco. El próximo año (que ya es este) se embarcará, pero en un barco de verdad. Se preparará un crucero y se irá ella sola a pasar Nochebuena, Nochevieja y hasta Reyes. Pero no, que va. Volverá a adornar la casa, preparar compra y regalos y hasta montar el Nacimiento, es verdad que cada año es más pequeño, pero también es verdad que en él no faltan los principales personajes: El portal completo, hasta con el burro y la vaca, la lavandera (que este año no tenía río), la vieja asando castañas, las ovejitas y por supuesto los pastores y yo: la estrella que guiará a los Reyes hasta el Portal para que lleguen el día 6 cargados de regalos, aparte de los suyos típicos: Oro, Incienso y Mirra.

Desde mi sitio privilegiado observo todo y la observo a ella. Este año lo ha pasado mal, ha puesto buena cara a todo el mundo, pero faltaba él. Había quedado en cenar con ellos para que Carmen pudiera presentarle a toda la familia, pero al final, le debe haber dado miedo y ha puesto una excusa: ha tenido que viajar a Nueva York, un compañero ha tenido un accidente y el único piloto disponible era él, se disculpó. Y ella tuvo, a su vez que disculparle ante los escépticos. Antoine era piloto y diez años más joven que ella, hacía tres que se conocían y uno que vivían juntos.

La veo sentada en el sofá, llorando, rota: Ni siquiera un e.mail o por lo menos un SMS, que para eso están las técnicas modernas. Se levanta, mañana recogerá todo, volverá a guardar los adornos, la vajilla de la abuela, las mantelerías de su madre y a recoger el Nacimiento, pero esta noche todo se queda como esta.

Se mete en el cuarto de baño, se desmaquilla lentamente, se da un relajante baño de espuma y piensa que podía estar Antoine, como otras veces, acercándole la copa de champán y con la toalla preparada para envolverla cuando sale llena de espuma, pero no, tiene que secarse sola y meterse sola en la cama. Dentro de unos días, concretamente el 22, cumplirá 50 y cuando pensaba que siempre estaría junto a ella Antoine, se encontraba sola.

Me gustaría verla feliz, porque se lo merece, pero aunque desde que se quedó viuda ha tenido algunos amigos, ninguno llegó a ser como Antoine, pero yo sabía que todo terminaría así.

Cuando se levanta por la mañana, lo primero que hace es empezar a desmontar el Nacimiento. Se extraña encontrarse las luces encendidas y yo brillando más que nunca, pero piensa que se le olvido apagarlo debido al cansancio.

Entonces repara en la mesa. Esta todo recogido, pero un enorme ramo de rosas sustituye a las copas y botellas vacías que quedaron por la noche y entonces de la cocina le llega el olor a café y Antoine que viene hacia ella.

Yo soy feliz, los milagros existen y Carmen es aún más feliz entre los brazos de él, que acaba de pedirle que formalicen su relación. Ha sido una magnífica Navidad con un magnífico Día de Reyes.
.
Carmen Navarro

13 mar 2010

Tu ausencia

Hola amor. Donde quieras que estés desde mi corazón cada día habrá un recuerdo especial para ti, porque lo fuiste todo en mi vida. El destino o lo que sea ha querido que nuestro camino no sea el mismo. Nuestros hijos y yo nos preguntamos el porqué de tu ausencia. Porque te has ido cuando más te necesitaba, cuando el amor era más sincero, más autentico, más fuerte. Cuantas veces pensamos en nuestro futuro al quedarnos solos, cuantas cosas quedaron en el camino sin cumplirse. Ahora todo se ha roto, ya no hay nada, no queda nada. Nuestro futuro, al igual que nuestro amor, lo ha truncado la vida, lo ha hecho desaparecer. Ya no existe, ya no se harán realidad. Una enfermedad traicionera se lo ha llevado todo, todo ha quedado en el aire, sin sentido, sin esperarlo.

¿Donde estás amor? ¿Porque no ha quedado nada? Estoy destrozada y abatida, sin comprender nada, preguntándome el porque no estas a mi lado. Quisiera encontrar algo que me haga perder la conciencia, que me aísle de la realidad. ¿Que he hecho mal para tener esta cruel separación? En cada instante te recuerdo, te anhelo, busco tu cara para tocarla, tu cuerpo para abrazarlo, tu aliento para sentir tu calor, pero tú no estas. Que sentimiento de amargura, de desesperanza hay en mi. Quisiera coger tus manos y apretarlas junto a mí para que así se calme mi dolor pues nunca imagine que el corazón pudiera doler tanto por la separación de una persona amada.
Te he querido mucho, como dos palabras que forman una sonrisa desprendiéndose de tus labios, como dos cielos llenos de colores reflejándose en tus ojos, como dos palabras infinitas que no deben dejar de sentirse, quererte fue un premio. Desconozco si te merecí, al menos luche por merecerte, fue un regalo que cualquier persona debería recibir pero que solo tuve yo, por dejarme quererte te doy las gracias y te ofrecí mil años de amor que condenso en el ultimo beso que te di los labios, desde en fondo de mi mismo amor. Sigo mi vida sin rumbo fijo deseosa de encontrar una luz que me guié a algún camino porque esta encrucijada en que me encuentro de amargura y amor me desgarra el alma, cuando todavía teníamos mucho por descubrir junto a nuestros hijos.

Esta es una carta de amor. Una que nunca envié, que nunca leerás, sin destino ni remitente, se perderá en el vació del universo, te busco con una mirada triste desesperada pero no te encuentro, ¿en que lugar del infinito estas?

Te ofrecí mi vida sin dudas, sin límites, era feliz pero la noticia fue demasiado desgarradora. Te perdía sin poder detener el tiempo, el amor de mi vida se apagaba lentamente por una enfermedad maldita, decirte que te quiero se me queda pequeño, alguien debería inventar nuevas palabras para definir mis sentimientos de entrega, de devoción, de admiración, de necesitarte cada segundo. Eso ciento y más.

Aunque no estés en este mundo te seguiré queriendo siempre. Adiós. Solo el de la muerte, tu muerte y la mía, que entre un mar de alma sin forma ni rostro, tu y yo nos veremos y juntos caminaremos por la inmensa eternidad.

Paqui Téllez
Málaga 2/11/2008
HIJA DE LA LUNA

Nació de bella cuna con corazón de colores
se confiaba a la luna amaba los resplandores,
caminaba por la vida con sus estrellas de luz
buscando lo positivo de su vida y de su cruz.

.-La cruz? Un enamorado que la razón le sacó
sabía que era lacayo eso nunca le importó,
luchó con todas sus fuerzas, votó siempre por su amor
que a ella correspondía con verdadera pasión.
Así iba caminando abriendo puertas al sol
a todo le sonreía nada negro asomaba a su amor,
era un alma pura y limpia, como ver la miseria?
No le habían enseñado semejante mal olor.

.-Un día su enamorado le dijo que era casado
que tenía cuatro hijos y estaba desesperado
que no amaba a su mujer que todo quería dejarlo
porque sin su porcelana tan solo viviría llorando.

.-Ella escuchaba, su cara su corazón al unísono cambiaban,
como en rótulo de neón creyó ver que con ella no iba nada
era tanto su amor que la transportaba.

.- Le dijo el enamorado… la voy a dejar mi vida
yo te tengo que abrazar sentir tu piel con la mía
he hicieron el amor como ni ellos sabían.
Era unión atemporal que la dejó en carne viva
cuando tuvo que tornar como siempre a la rutina,
empezaron sus desvelos, comenzaron sus desdichas
porque de amar y de amor, el, ya no tenía prisa.

.-Ella le siguió mimando entregando el corazón
disculpando sus mentiras ignorando su traición,
en un momento puntual cuando peor se sentía
le llamó para decirle… yo te amo vida mía.

.-Fue sorpresa sin igual, el no la reconocía
no se acordaba de nada quien era esa loca
que con mentiras a llamarle se atrevía.

.-La princesa no creía lo que estaba sucediendo
como Judas la negó para lavar su alma
ante la esposa adorada, la mujer que tanto odiaba.
Seguía corriendo el tiempo, tristeza que la paraba
no la dejaba moverse se sentía tan pesada,
se decía no soy yo a mi no me ocurre nada
es una equivocación, estoy segura, el me ama.
En una nube de frío ella se iba envolviendo
esperando que los días ahogaran sus lamentos;
se levantó una mañana con fondo de traje nuevo
se llamaba vergüenza.

.-Pero vergüenza de que?
Que has hecho tu si no amar queriéndole disculpar,
amarrándote a cadenas de mentiras y desmanes.
Despierta de esa agonía no te quedes de rodillas
tu sabes mirar muy bien ves lo hermoso de la vida,
le has ganado al amor sin esperarlo siquiera
liberándote aunque tarde de yugos que dolor dejan
pues la miseria es vacío y lo sabes con certeza,
así que llama de nuevo, dile que te ha liberado
y que el mató el amor que siempre te había jurado.

.- Aló, aló, no te escucho, que quieres? por qué llamas?
le contestó una voz de mujer sin apenas claridad
una voz que le decía no busques a mi marido
para mi siempre será, está a mi lado y te dice
deja ya de fastidiar, no sabe quien eres, te maldice.

.- Ella se quedó sin voz las palabras no salían
mas su mente repetía que crueldad que gran mentira,
cuanto tiempo me engañó, cuantas fotos hechas juntos
cuantos cuentos mal contados sin dudar por un segundo
El teléfono cortó ni palabra proclamó,
desempolvando su fuerza, su bravura y su valor.
Sabía demasiado para sufrir por amor
tan solo la cubría una gran tristeza
al pensar que sus raíces en mal suelo plantó
era movediza arena lo que ella tierra fértil creyó
plagada por siempre de ardiente amor.

.-Su follaje oscurecía porque los rayos del sol
no cruzaban esa línea, buscando un nuevo calor.
Mas con la fuerza del viento la bravura de un Mihura
y el valor de su dulzura encontró una mixtura
que un punto de color iba tomando, renacía de nuevo
a lo que siempre adoró, sus valores humanos
a querer mirar la luz, porque la necesitaba
ella era su hija, la había mandado a la tierra
para que pudiera comprender todas sus miserias
enredándose muy de prisa, en ella las hiedras.

.-Están por todos lados, hija de la luz,
ya todo se ha fraguado,
respira puro aire alejando de ti el cristal oscuro
ya eres feliz ya no sufres mas.
Has comprendido que un cuento
tan solo tiene final feliz, si los corazones
son de puro oro y tu sin darte cuenta te has mezclado
con un metal residual que nada ha aportado,
en este ritual no es el final esperado.

.-Mas para los que te adoran, es el gran final
la apoteosis el súmmun completo de tu realidad.
Mientras habites la tierra ahora buscando tan solo la paz
de lejos sabrás distinguir aunque mucho brille,
nunca te podrá alcanzar, ante ti de rodillas
soñando cada día poderte adorar, ,sueño imposible,
nunca mas a ti se aproximará…..
Es el regalo que la hija de la luna
sin querer ha hecho por no saber de miserias,
de maldades, de mentiras y de falsas juramentos.

.-Esta historia se acaba aquí, si no fuese un payaso
escribiría en letras brillantes:

FIN

Pero prefiero tocar para decir ADIOS
mi redonda y roja nariz, es de quita y pon
que suerte la mía, algunos la llevan puesta noche y día
que cruel tortura para las almas blancas
que con solo mirar pueden sentir
en la punta de su nariz las miserias vividas..

.-Este payaso se retira a meditar, siempre sonriente
siempre superficial, arduo trabajo el poder pensar
pero en la intimidad, quizá la hija de la luna
me de la fuerza necesaria para hacerlo realidad.
Casal

ALEGRIA

Temprana luz que del amor primero
en rayos primorosos reverberas,
llena con tu presencia que venero
mi existencia plena de quimeras.
Voz interior que incita la conciencia
al abandono pleno y placentero
del amor que es real y duradero
y que nos hace fuertes su tenencia.
Alegría de saber que hay quien nos ama
con el mismo calor conque hoy amamos,
ya que la bella niña de mis sueños
su dulce corazón hoy me ha entregado.
Alegría de la dicha compartida,
del amor que entre dos alimentamos,
corazones que han curado sus heridas
con bálsamo del amor que nos juramos.
Alegría de tener confianza plena
que nuestra esperanza no fué vana,
pues la semilla del amor sembrado
en tierno corazón ha germinado.
Alegría de tener nuestro tesoro
rico en amor, por fin sin penas
pues el corazón que feliz adoro
caliente entra al surco de mis venas.
Alegría de su voz tan cadenciosa
que como música llena mis oídos,
arrullando con sus notas primorosas
con el ritmo angelical de su sonido.
Ya no llora mi pecho su vigilia,
ya mi alma no sufre lacerada,
ya en las noches mi sueño se concilia,
ya los celos batense en retirada.
La dulce paz que feliz gozo
con alegre sabor enamorado,
anula el sendero tortuoso
que viví mi corazón atormentado.
Por eso río y canto alegre
la venturanza del amor ganado
ya que por siglos vivirá su fiebre
en los brazos de mi ser amado.
Antonio Peña Ventura
PARTIR ES MORIR UN POCO.


Por: JESUS CHECA ESPAÑA.


La vida, es un conjunto, una memoria, una esperanza, un punto y con esta base voy a empezar unos rasgos que tengo sobre los recuerdos dentro de un archivo donde habitan en mi memoria. En las redes de mi cerebro voy pescando algunas semblanzas que ya se están volviendo herrumbrosas igual que esos pórticos triunfales ya viejos que nadie abre ni cierra por temor a derrumbarlos.
En los vericuetos de mis neuronas se han quedado azotando los recuerdos que me causan eso que los portugueses llaman “saudade” que es una mezcla de melancolía, tristeza, soledad, nostalgia y amargura por alguien de quien llevo tatuado su nombre de Roalba y su recuerdo en cada centímetro de la piel. Debo ir dibujando el tiempo sobre un espacio cuasi infinito para recordar a una mujer toda llena de amor, nobleza, bondad, sencillez, dulzura y belleza. Tengo una madeja de remembranzas cuya deshilvanada a veces se vuelve muy delgadita y se rompe; es entonces cuando empieza ese ovillo a soltarse de manera desigual y los pensamientos logran entrelazarse, pero la idea es armar el rompecabezas y darle alguna forma pues mi remanente de recuerdos puede quedar en saldo rojo, sin embargo aquí va el relato corto.
Estábamos junto al mar, a ese mar inmenso y tropical. A poca distancia una nave marinera esperaba pasajeros para partir. Rosalba sonreía callada. Sus hermosos labios rojos estaban entreabiertos un poco curvados dibujando un bello arco por donde pasaban todas las despedidas, Había un rictus con sabor a verbena amarga entre su boca que la quise besar . Rosalba, dije y la atraje hacia mì con ansia, con dolor, con amargura pero con todo el amor que me inspiraba esta mujer de toda mi vida.
Suavemente la besé, con un beso tibio, sin el afán de poseerla. Los médicos le habían informado que su enfermedad era terminal.
El muelle aparecía casi desierto porque todos los pasajeros ya habían abordado el barco y unas pocas personas miraban hacia el puente y hacia los pasillos de la nave en busca de personas amadas y familiares.
Rosalba tenía una pena muy honda pero sonreía con un atractivo femenino encantador. Yo no quería renunciar a su amor, pero ella debía partir para morir un poco.
Su mal estaba escrito con jeroglíficos en los libros que llevan los galenos quienes habían sentenciado un adiós para siempre que marcaba al rojo vivo mi corazón.
Once años de amores placenteros asaltaban y robaban nuestros recuerdos.
Serenatas de amor frente a su balcón, boleros en la noche y una “tontina” hermosota forrada en una piel aterciopelada, poseedora de una inteligencia envidiable, profesional ayudante de cirujanos, cuidandera de enfermos, enfermera del alma y del cuerpo.
A esa mujer grandiosa me la quitaba el destino.
Había un placer doloroso en toda la escena, una pena sonriente que nunca había experimentado me dejaba sin palabras. Yo la abracé, la besé y ella me devolvió ese beso del adiós. Se fue separando de mi, dejándome los brazos y en mis manos la sensación de estar ciñendo la redondez de su figura y la elasticidad de su cintura… Me iba despellejando con su adiós.
La bocina del navío pitò por última vez y ese ruido lo llevo clavado en mi cerebro.
Yo estaba entregado a la voluntad y a los secretos de sus bellos ojos azules. Se estremecía mi corazón y de nuevo el adiós de Rosalba y un te amo silencioso, lento, suave, sincero, me llevaron al recuerdo de la historia del celuloide en la que Ingrid Bergman, aquella actriz hermosa de antaño le dice a Humprey Bogard en el último adiós de la película Casa Blanca…”te amo…” .
El adiós de mi Rosalba se fue apagando asì como su armoniosa figura. Se fue desvaneciendo cuando caminaba hacia el crucero que se perfilaba en ese mar ancho y eterno.
Rosalba no entró al barco. Caminó por el sendero de la playa en dirección hacia las profundidades del misterioso océano.
Rompió su voz de cristal adentrándose en el mar con la mano en alto en su despedida y yo me quedé mas solo que nunca con mi carga de suspiros, recuerdos y lágrimas al filo de la oscuridad.
No se la llevò el barco, se la llevò el mar en sus entrañas.
A MI Bs. As. QUERIDO .... NOSTALGIAS PORTEÑAS

EN CADA ESQUINA UN RECUERDO,
EN CADA BALCON UNA NOSTALGIA,
EN CADA MESA DE CAFE HAY MIL HISTORIAS,
Y CADA HISTORIA CON CAFE ES DESAHOGADA.
EL ECO DE UN SAGUAN SONABA ¡¡ TE QUIERO !!,
EL EMPEDRADO RECHINABA LAS FRENADAS,
Y EL PITO DE UN BOTON LLAMANDO AL ORDEN,
DIBUJABA UNA SONRISA DE DISCULPA EN TU MIRADA.
NUBES BLANCAS....
GUARDAPOLVOS QUE AMANECEN CON EL SOL, CADA MAÑANA
Y LA RUTINA DE MADRES NUEVAS,
PASEANDO CON ORGULLO SUS BEBES,
FLORECIAN LAS PLAZAS.,
CATARATAS DE GENTE POR FLORIDA,
DEVORANDO MINUTOS PASO A PASO,
Y UN VIOLIN PORDIOSERO DESAFINA,
MANGUEANDO UNA LIMOSNA
QUE LE PAGUE SU FRACASO.
ASI ERAS BUENOS AIRES,
YA NO SE OYEN TUS CAMPANAS,
NI EL BUEN DIA FORMAL DE TU VECINA,
BALDEANDO LA VEREDA A TU PASADA
YA EL CANA DE LA ESQUINA ES OTRO CANA,
EL LECHERO ES UNA CELDA DE CARTON
CON LA LECHE ENCARCELADA
YA NO HAY MAS, RANGO Y MIDA, NI VILLARDA
NI RAYUELAS DIBUJADAS,
NI AROS QUE LANZABAN POR EL AIRE,
Y ENSARTABAN EN DOS PALITOS
LAS PEBETAS QUE MIRABAS.........
YO NO TE OLVIDO BUENOS AIRES,......
ESTAS ENCARAMADO EN MI NOSTALGIA DE PORTEÑO,
EN MI VITROLA APOLTRONADA,
Y EN MI SOMBRERO COLGADO EN UNA PERCHA,
CUAL GALARDON DE EPOCAS PASADAS.
YO NO TE OLVIDO BUENOS AIRES,
TODAVIA ESTAN TUS MISMOS ARBOLES,
A LOS QUE DE CHICO ME TREPABA,
Y AHORA ME MIRAN MAS DE ARRIBA
Y ESTAN COMO YO... CON SUS RAMAS ENCORVADAS.
YO NO HE DE OLVIDARTE BUENOS AIRES,
QUIZÁ ALLA A LO LEJOS,
EN LA ETERNIDAD SIN LATIDOS,
DIOS ME PERMITA ESCUCHAR NUEVAMENTE,
EL RUIDO DE TUS CALLES, TUS SIRENAS, TUS CAMPANAS,
UN GRITO DE GGOOOOLLLL VIBRANTE,
Y EL PITO DE UN BOTON LLAMANDO AL ORDEN,
DIBUJE UNA SONRISA DE DISCULPA EN MI MIRADA

Rolando Dumas

12 mar 2010

LAS MADRES

Cuando eres un niño de pocos meses, aún no sabes nada y te extrañan muchas cosas de la vida, de todo lo que ves, y de lo que hay a tu alrededor. En esa época es cuando más dependes de tu madre, ya que es la que te alimenta, te acuna y te canta tu nana preferida y te cambia los pañales. Claro, pensaréis, el padre también hace gran parte, pero, ¿quién es la que tuvo al niño nueve meses en su vientre, aguantando las pataditas, o quién es la que tuvo que parir? El marido ahí lo que hacía era hablar con la barriga y aguantar la mano de su mujer en el parto. No quiero que penséis que me estoy metiendo con los padres, claro, yo también tengo un padre y que tiene que aguantar lo suyo, pero esta redacción va de las madres, y los padres entran en otro concepto.

Al año o así, las madres (y los padres, que ahora no se me olvida) intentan que su niño aprenda a andar y hablar, y quieren que les obedezcan siempre y que sean los mejores, pero todo el mundo sabemos, que un niño es un niño, y que será un revoltoso y que tirará la papilla por toda la cocina.

Una de las mayores preocupaciones es cuando se tienen que ir a trabajar. (Las que son amas de casa, no tienen este problema), “¿con quién dejo al niño?” o “¿Dónde lo podré dejar, si todos están ocupados?”. En este caso hay dos soluciones:
-Dejarlo en una guardería.
-Contratar una niñera.

Las madres suelen elegir la primera, aunque también otras madres eligen la segunda, y hay otras que eligen las dos, para tener más tiempo y menos preocupaciones.

Cuando sus hijos ya van a primaria, al principio no pasa nada, todo es normal, pero cuando ya están por el tercer ciclo, ahí está el problema, porque no saben qué decir (algunas, no todas) cuando su hijo le pregunta algunas cosas, que ellas o no se lo saben o que las explican de una forma distinta a la del profesor.

Otro reto para las madres es cuando su hijo/a llega a LA EDAD DEL PAVO. En esta edad suceden cosas muy distintas según el sexo de su hijo:
-Si es un niño, sus preocupaciones son sus estudios, que no se vaya de botellón, si se hacen tatuajes a escondidas, si tiene una novia que no le conviene, etc.
-Si es una niña, las complicaciones son mayores: los estudios, que no se vayan de botellón, ni piercing, ni tatuajes, que si el novio, que si toma precauciones, etc.

Cuando ya las madres son mayores y los hijos adultos, con familias, etc. son ellas las que necesitan ayuda y cariño. Son mayores y solo quieren a alguien a quien contarle cosas y que le atienda. También hablan de tener nietos.

Al final, cuando no están, es cuando más se acuerdan de ellas, en los momentos felices y tristes que pasaron juntos. A una madre siempre la queremos.

FIN

Ana Belen*

*Ana Belen es una niña que ha querido participar en nuestro concurso y que a pesar de su corta edad ya apunta inquietudes.

Historia de Navidad

Uma carta ao Pai Natal
ou talvez não!

Meu caro Pai Natal

Eu sou uma bola colorida,
quero ser Pai Natal,
tenho cor,
não sei o que é o amor,
não sei cantar!

Eu sou um pião de cordel,
quero ser Pai Natal,
rodopio,
não tenho a paz,
não sei contar!

Eu sou um papagaio de papel
ou um homem sonhador,
quero ser Pai Natal,
sonho,
não sou humilde,
não sei cantar!

Meu caro Pai Natal

Eu sou um homem simples, preocupado e insatisfeito, espectador atento do que vai por este Mundo de Cristo, crente que um dia, na fronteira da realidade, no degrau do delírio, encontraremos a esperança de um Natal mais igual.

Lembras-te do Tiago? Um miúdo de 4 anos que mora em Queijas? O miúdo quer um pai como deve ser! O seu enganchou, enrolou na droga.

O Tiago, o miúdo de 4 anos, vive na esperança, naquele degrau do delírio, de ter um dia o seu Natal. Ter um pai, um pai como deve ser, é uma boa prenda de Natal.

Meu caro Pai Natal

Na cor, no rodopio, no sonho há espírito natalício. A minha bola, o meu pião e o papagaio de papel são para o Tiago neste Natal.

Simbolizas a esperança, o amor e a paz!
Para um homem simples formulo um desejo.
Ensinas-me a cantar?
Um dia destes encontramo-nos!


Manuel do rio

Natal de 1994

11 mar 2010

VEN........ VAMOS A CASA

VEN.....VAMOS A CASA
HAGAMOS EL AMOR, SIN MENTIRAS NI ARTIMAÑAS
EN SECRETO, SOLO TU, YO Y LA MAÑANA.....
DÉJAME SENTIR LA BRISA DE TU ALIENTO...AGITADA
TUS SEÑOS ERGUIDOS DE HEMBRA POSEIDA,
Y TUS MANOS EN MI ESPALDA ENCRISPADAS,
DÉJAME LLENAR MIS OJOS CON TU CUERPO,
CON TU PIEL, CON TUS FORMAS,
LA BELLEZA SUBLIME DE TU CARA.......
Y EL AGRADECIMIENTO DEL PLACER SENTIDO,
EN TUS PÁRPADOS ENTORNADOS Y EN TU MIRADA .
DEJA QUE EL BLANCO DE MIS SÁBANAS
DIBUJE TUS CONTORNOS,
Y MIS MANOS ESCALEN SUAVEMENTE,
TUS FORMAS TAN DESEADAS.
DEJA QUE TU PIEL SE ERICE CON MIS BESOS,
Y SE REFLEJE EL ÉXTASIS SEXUAL EN TUS MANOS
APRETADAS.
NO TE HE DE DECIR...... ¡ TE QUIERO !....
CON MIS CARICIAS, TE DIRE ....SIMPLEMENTE ..GRACIAS
A QUE MENTIRNOS AMOR, SI EL VERDADERO
LLEGA DESPUÉS DE LA ENTREGA.....
CON EL RECUERDO Y LA AÑORANZA...
VEN ..... VAMOS A CASA......
ANTES QUE NAZCA EL SOL..... YA ES MADRUGADA

Rolando Dumas (Argentina)

LA NIEVE

La emoción más primitiva de la nieve es la que une

la soledad con el silencio, no la soledad del abandono

sino la que surge como un sentimiento de desposesión

y lejanía que anuncia lo poco que somos y la nada

que nos acecha.

L. Mateo Díez

Los días del desván


LA NIEVE

Durante los meses del invierno la nieve aparecía en Bórmigos de improviso, como un fantasma. En unas horas se encapotaba el cielo y las nubes estallaban, poco después, en un revoloteo majestuoso de diminutas mariposas blancas que, con su fría solemnidad, hermanaban los cerros y uniformaban los matices cromáticos del pueblo. Una danza fantasmagórica que parecía detener el tiempo en su lenta placidez hasta dejarlo adormecido bajo la apatía y los rigores del invierno.

Aquella blancura ilesa era un sopor helado, un huésped infinito y blanco que ocupaba los rincones más inaccesibles del paisaje y se apoderaba de él como si con su presencia cegadora y distante quisiera mostrar la cara oculta de una nada que no acababa de llegar pero que existía más allá de los confines del mundo. ¡Qué belleza tan fría e inhóspita! Daba la impresión de que las cosas se habían disuelto bajo su helada oquedad, en ese lugar donde el invierno entierra sus despojos, apenas huellas insignificantes de algo que aún no ha muerto pero que ya no existe, sumergido en una metamorfosis a medio camino entre la vida y la muerte. Aquella corporeidad blanca y deslumbrante desvalijaba los campos como una melancólica advertencia de la futilidad de todo lo existente.

Con la belleza infinita de la nieve llegaba también el silencio y la soledad porque su blancura impoluta borraba los caminos, desolaba los sembrados y disimulaba la presencia de las casas, desparramadas por la campiña, formando un paisaje de alabastro tan frío y desapacible como el temblor helado que presagiaba la misma llegada de la tempestad o como la sensación de vacío que emergía de lo que había quedado oculto bajo la nieve. En esas noches en las que el insomnio es un molesto compañero de alcoba o en los fríos amaneceres rescatados del sueño, la nieve era la memoria de lo perdido, el espejo refulgente donde se contemplaba la soledad, la expresión de una implacable fuerza que hacía tabla rasa de todas las cosas. Algo, en fin, que filtraba su cruda luz por las claraboyas, desde el otro lado del sueño, y que, con su belleza sobrecogedora, invitaba a meditar sobre los misterios que oculta la apariencia.

Tardé mucho tiempo en adquirir conciencia de que las níveas manos del invierno saqueaban el paisaje y lo hurtaban a nuestros ojos dejando una blanca desolación en esa verde campiña donde ahora yacen las utopías y reposan los sueños imposibles de los niños que fuimos. Esta conciencia devastadora de la nieve comenzó a forjarse en mí después de oír una terrible historia de lobos que nos contó la tía Ignacia, un día de invierno, cuando la tarde empezaba a desmoronarse y sus sombras se cernían sobre la inmensa blancura y la absorbían con aire de resignada tristeza para devorarla luego, en el cenit de la noche, y resucitarla al amanecer. Una historia que anegó mi ánimo con la misma inclemencia con que la tempestad azotaba los campos. Antes de eso, la nieve había sido para mí una especie de mago prodigioso que, por Navidad, extendía su capa blanca sobre el color pardo de las sementeras y sobre el negro del carbón y de las vías, mientras exhibía solemnemente el vuelo de seda de sus copos entre olivos de nata y tejados de azúcar. Su presencia benéfica y la euforia que la nieve despertaba en nuestros corazones se veía potenciada por los refranes de la tía Dolorcitas, como uno que decía “Año de nieves, año de bienes”. En torno a aquel refrán y a aquella presencia benefactora, que auguraba tiempos felices, el llano del tío Baldomero se convertía para los niños en un campo de batalla presidido por un muñeco enorme de nariz de zanahoria y bufanda de rayas que contemplaba impertérrito el ir y venir de la blanca artillería entre canciones y risas. Esa euforia de los juegos de nieve bajo el cielo blanco duraba sólo unos días, hasta que las nubes reventaban en fulgores, los caminos impolutos se tornaban en holladas rutas de nieve maltratada y el muñeco se derretía arrastrado por el agua de sus heridas, que goteaba en su camino hacia el suelo y corría por las fisuras del embaldosado hasta alcanzar la cañada, en la que desaparecía bajo la luz deslumbradora que fundía la nieve. Poco a poco, el sol devolvía a nuestros ojos el color verde de los campos, y el negro de las briquetas, apiladas en las proximidades de la estación, y sobre las tonalidades del paisaje, iluminado por una luz como de ámbar, aparecía, otra vez, el bello cielo azul de Bórmigos.


Alondra



10 mar 2010

LOS DELITOS DEL AMOR

Una voz robó mi calma
Y mi vida esclavizó:
El puñal de una mirada
En mi alma se clavó,
Hiriendo después de muerte
A mi pobre corazón…
¡Estoy viviendo sin vida,
Sólo por tu causa, Amor!

De robo, heridas, muerte,
De esclavitud y traición,
Y mil delitos impunes
¡Cuántos te acusan, Amor!

Si eres en verdad culpable,
Yo no sé por qué razón
Nadie ha conseguido verte
Pagar por ello en prisión.

¿Por qué la Ley no castiga
Los delitos del Amor?

Tal vez sea porque no dejas
Pruebas que tengan valor,
Y aquellos que por ti sufren
Ocultan bien su dolor.
Esclavizas sin cadenas
Voluntad y corazón;
Hieres sin hacer sangre,
Que es más profundo el dolor;
Matas sin quitar la vida,
Morir sería mejor

Y a pesar de tanto daño
Todos te buscan Amor,
Porque piensan que con ellos
Has de portarte mejor;
Y para uno a quien das dicha
A miles causas dolor.

Siendo inútil acusarte,
Siempre tendrás defensor.

Los que ayer por ti sufrieron
Te defienden con ardor,
Aceptándote de nuevo
Con renovada ilusión.

Así tu triunfo se explica
Y está clara la razón
Por qué la Ley no castiga
Los delitos del Amor.

María Sánchez Ortiz
Tal vez sólo vean en mí a un exagerado sentimental
Sthendal




LOS TRENES

El tren es un sueño que se desliza, leí una vez en un libro y, desde aquel día, esa definición del tren me pareció la más bella del mundo. Desde niña había visto pasar los trenes al otro lado de mi ventana y me acostumbré a compararlo todo con el tren. Para mí, los deseos eran trenes que pasaban sin detenerse, la felicidad, un tren que nunca llevaba demasiados viajeros, el destino un tren con billete sólo de ida y la muerte era el último tren de la tarde. Tal vez por este hecho yo amaba los trenes con esa serenidad distante con la que se aman las cosas que no tienen alma y había escrito sobre ellos muchas historias, robadas a mi imaginación en las largas noches de invierno. Aquellos relatos permanecieron varios años en mi maleta, lastrados ya por color del tiempo y los dobleces del olvido, y al final, perecieron calladamente como perecen todas las cosas que no tienen un destino fijo. Las palabras concretas de mis historias de trenes se perdieron por los sumideros del olvido pero algunas anécdotas quedan aún en mi memoria, impregnadas de abandono y de distancia. Uno de ellos describía cómo durante un viaje en tren, atravesando un largo túnel, un viajero vio un pájaro azul sobre el claroscuro de la ventanilla. Brillante y mágico, su penacho de oro se asemejaba en la forma a la cresta de las abubillas. Entonces, el viajero pensó que aquel pájaro representaba el augurio de un feliz viaje y se dio cuenta de que el verdadero sueño de los hombres es sólo una visión surgida de las creencias de la infancia.

Otro relato refería que, cierto amanecer, el guardagujas se quedó dormido sobre las vías y en el paisaje de abiertas extensiones brillaba el acero asesino de los raíles. Dormir es siempre un efímero sustituto de la muerte. Parecía ya todo decidido cuando en la llanura, plena de soledad, se oyó un revoloteo de infinitos pájaros nocturnos que sacaron al hombre de su sueño. Aquel amanecer, pálido y soñoliento, el guardagujas abrió los ojos y contempló que, por entre el seto de mimosas, se deslizaba la primavera entre un apasionado olor a flores recién abiertas. Fue entonces cuando el hombre solitario descubrió a la primavera y la amó para siempre.

Pero, para qué seguir si me quedan sólo los argumentos, no las palabras, y son las palabras las que engendran y dan corporeidad a las historias. Preferible es darlas por perdidas en un abismo insondable y recuperar, simplemente, la memoria del tren y las emociones que puede suscitar: Cuando yo hacía el bachillerato mi amiga Gregoria Colón, que era hija de un ferroviario, me mandó al internado las fotografías de un descarrilamiento. En ellas se podía ver la máquina fuera de los raíles y algunos vagones amontonados sobre ella como despojos de una batalla. Aquel día escribí en el reverso de una de las fotografías la siguiente nota: Un tren descarrilado es un corazón roto. Esta simple nota, creo entender ahora, me situaba ya en el privilegiado grupo de los seres que anotan sus emociones, es decir, en el grupo de los que se sienten salvados por la literatura. Salvados del olvido y hasta de la muerte. Yo tenía, además, otra característica importante que me hacía digna de pertenecer a dicho grupo: era una sentimental, una muchacha frágil y vulnerable y esto lo había descubierto hacía poco tiempo: El día en que murió mi padre, una vecina llevó a mi casa una jarra de leche y me sirvió una taza. Y yo, que era todavía una niña, me quedé con el primer sorbo en la garganta. Frágil y sentimental, cuando los acontecimientos se deslizaban hacia la tristeza, las palabras me salían a borbotones, como un torrente, desde los más recónditos parajes del corazón. Había épocas en que me derrotaban las ausencias y entonces sentía la necesidad de escribir sobre los seres lejanos o perdidos porque la literatura y el recuerdo son la única forma de rescatar a los náufragos del tiempo y de la muerte, desvalidos en algún lugar, a expensas ya sólo de nuestra memoria. Escribía a borbotones cuando las fauces de la soledad se introducían en la penumbra de mi alma y me hacían sentir un escozor insoportable como si alguien hubiera arrojado un puñado de ortigas por las ventanas de mi corazón. Hubo un tiempo en el internado en que mis días tenían un tono desganado e insípido y sólo me consolaban mis amigas y mis canciones. A veces, una decisión le impone a nuestra vida cambios absolutamente inabarcables. Había sido yo quien había decidido marcharme de Bórmigos para estudiar el bachillerato y llevé a cabo mi decisión después de un tiempo sin rumbo en el que empecé a sentir cierta asfixia en el alma provocada por el desatino de esa edad en la que el entorno se queda pequeño y una siente la necesidad de desafiar al destino con todas sus consecuencias. Pero yo era una niña inquieta con la sangre atada a mi tierra y el alma acostumbrada a los horizontes abiertos. Perdida en la memoria de los campos soportaba muy mal la reclusión del internado y, por si fuera poco, las monjas me habían secuestrado un libro de Neruda porque, según la madre directora, en el colegio sólo se podían leer libros edificantes. Entre aquellas cuatro paredes, echaba de menos a mi pueblo, perdido en su llanura, a mi ventana bajo la sombra del emparrado y a mi cielo alto y azul. Allí había descubierto el verbo brillante de Darío y de Verlaine y había visto pasar los trenes como viajeros fugaces en busca de un mundo desconocido. Con aquel lejano rumor de trenes el recuerdo de Bórmigos emergía como un mástil en el mar infinito de mi soledad y, entre el remolino de imágenes amadas, me procuraba el bálsamo de las palabras escribiendo poemas que no serían edificantes desde el criterio particular de las monjas pero que me salían del alma. Sin embargo, no fueron aquellos poemas, que no llegó a conocer nunca nadie, los que me llevaron a escribir este libro, sino las historias de trenes, que mi madre había leído con fruición y de las que hoy sólo conservo un recuerdo desvaído como el de las flores secas del otoño. La literatura era pues, una experiencia de mis primeros años, un ángel que nacía de la oscuridad con luminoso batir de alas. Por eso renació fácilmente mi afición por escribir el día en que mi madre vio Amarcord, de Fellini y me dijo entusiasmada: ”Julia, tú que escribes desde niña y no lo haces nada mal, podrías escribir un libro en el que reflejaras el ambiente sombrío de nuestro pueblo durante la posguerra.”

Su sugerencia me pareció una idea feliz y, con la renovada certeza de que la literatura nos salva del tiempo y de la muerte, me puse manos a la obra aprovechando esas noches en las que el sueño y la vigilia jugaban sobre mi almohada o las horas muertas de algunos amaneceres. Pero, aunque mi propósito inicial fue leal con el encargo recibido, pronto la dulce emoción de la nostalgia se adueñó de mi pluma y sentí la necesidad de hablar de mis amigas o de mis amados e incluso de referirme a los naufragios de mi existencia con una voz apasionada y sincera que me llegaba en densas oleadas desde las riberas lejanas del tiempo. El bosque sin fin de las palabras envolvía mi mundo interior y lo asediaba. Me hablaban las chimeneas de la niñez, los cielos altos y azules y las flores moradas de aquella primavera.

Hacia la mitad del libro, mi madre repasó los borradores y me llamó al orden, visiblemente contrariada: “Julia, no es eso lo que yo quería. Amarcord es una historia realista y tú estás escribiendo un libro totalmente impregnado de romanticismo. Además, no tenías por qué haberte referido a historias concretas ni contar lo que sucede en el interior de tu alma ni citar determinados nombres. Una muchacha no debe hablar con tanta claridad de algunas cosas. Te estás quedando con el alma al descubierto y sería conveniente revisar varios capítulos”.

Pero yo, que he sido siempre una rebelde indómita, no secundé su invitación a rectificar el enfoque del libro y, como un pájaro exultante despierto con el alba, continué describiendo las experiencias de mi vida hasta la misma raíz de aquellos días mágicos y desconcertantes. Convencida de mi obstinación, mi madre me dejó, al fin, por imposible y Bórmigos se quedó como un telón de fondo de mis cuitas, manchadas ya por la decrepitud y las servidumbres del tiempo, el verdadero protagonista de todas las historias. No obstante, mi rebeldía no era una actitud soberbia sino una necesidad emanada desde lo más hondo del alma como si una parte invisible de mí se adueñara del paisaje igual que se adueña la lluvia de algunos días del invierno. Descabalgada del tiempo, me sentía expulsada del paraíso y, a través de las palabras, tenía que recrear la leyenda de aquel paraíso perdido para volver a creer en él con la misma inocencia original. Es el precio que debía pagar por no haber renunciado nunca a ser niña. Posiblemente mi madre no había pensado en esa circunstancia de la que nacieron luego todas estas páginas con el borboteo inquieto de un metal derretido.

Antes de terminar el libro quisiera contar una última historia de mi vida en Bórmigos. Una historia traída de los paisajes más próximos de mi memoria donde el tren es ya sólo un telón de fondo desvanecido y lejano y el amor una vaga presencia arrebatada por el olvido con la misma impiedad con que arrebata el viento las últimas hojas del otoño. Esta historia será el punto final del libro. En adelante no escribiré de Bórmigos sino de otros lugares igualmente amados.

Alondra
¿¿ DONDE ESTAS AMOR ??

¿ DONDE ESTÁS AMOR ? ... CUANDO TE LLAMO
EN MIS NOCHES TAN NEGRAS Y PESADAS,
CUANDO CLAMA POR TU PIEL PARA ABRIGARSE
EL FRIO HIRIENTE DE MI ALMOHADA.

¿ DONDE ESTAS AMOR ? CUANDO TE LLAMO
Y PIERDO EN MIS PÁRPADOS TU IMAGEN
REFLEJADA Y ABRO LOS OJOS ILUSIONADO
DE ENCONTRARTE JUNTO A MI... ACURRUCADA

¿ DONDE ESTÁS AMOR ?
CUANDO ESTOS VERSOS ESCRIBO
Y ELEVO MIS REZOS Y PEDIDOS DE CLEMENCIA
PARA QUE DIOS BENDIGA ESTE AMOR MIO.....
Y TU EXISTENCIA

¿ DONDE ESTÁS AMOR ?..CUANDO A LA MUERTE LLAMO
BUSCANDO CONSUELO A MI TRISTEZA,
Y LE PIDO A DIOS CON ALABANZAS
QUE SE LLENEN TUS OJOS CON LÁGRIMAS
Y FLOREZCA PARA MI UNA ESPERANZA

Rolando Dumas
La bruja y el Lobo.
Esta historia debe ser leída un poquito –—sólo un poquito–— como un cuento para niños. Yo pongo las palabras y el lector en su mente debe poner los dibujos que yo indique, si le parece bien.

Había una vez... el Lobo Feroz, que por caminar ensimismado cayó en la trampa que habían construido, una vez más, los tres cochinitos. La imagen que debe haber en tu mente es la del Lobo cayendo en una trampa mal cubierta por ramas y hojas secas. Las trampas de los tres cochinitos eran siempre iguales: rústicas, monótonas y predecibles, pero esta vez el Lobo estaba sumido en sus pensamientos y por eso no advirtió la trampa sino hasta que había caído en ella.

Más tardó en caer, que en ponerse de pie, y tratar de alcanzar la salida. Saltó y saltó, pero era claro que en cada ocasión no llegaba ni a la mitad del camino. “No vas a llegar”, le dijo una voz de mujer. “Yo ya lo he intentado por mucho rato”. Y el Lobo no se asustó, porque se trataba de una voz muy dulce. Volteó a ver de quién se trataba, y descubrió que era la Bruja de los cuentos. Nunca la había visto en persona y por lo mismo una parte de su mente le dijo que debería asustarse aunque otra le mostraba que sus ojos veían otra cosa: el Lobo se dio cuenta de que era, o que había sido, más bien, pero que de alguna manera todavía seguía siendo, muy bella. No, no debes imaginar una mujer muy bella, pero sí una mujer muy elegante. Y la imagen que debes tener en tu mente es la de ambos en la oscuridad, avergonzados de sorprenderse mirando el uno al otro, casi juntos, sonrojados, mirando hacia el otro lado despistadonamente.

En eso aparecieron los tres cochinitos, unos gamberros bien hechos que no paraban de burlarse de ambos con sus agudas y chillantes carcajadas porcinas. La Bruja miró al Lobo. Con su delicada voz le dijo: “Si trabajamos juntos, podemos salir de esta y otras situaciones”. El Lobo la miró, como a quien se le ocurre de repente una idea muy brillante. La Bruja, animada, continuó: “Con tu esfuerzo y mi magia, podemos aunque sea hacer justicia, cambiar el final de muchos cuentos, y darle su merecido a quien merece un escarmiento, como a esos pesados de Hansel y Gretel.
–—Trust me –—dijo el Lobo Feroz, porque la Bruja era bilingüe–—. Just trust me–—. Y antes de que la Bruja pudiera darse cuenta de qué pasaba, el Lobo ya estaba sobre los hombros de ella, y había saltado hacia afuera de la trampa, persiguiendo a los tres personajes que chillaban como... bueno... como cochinos. Y esa es la imagen que está impresa en la página, ¿verdad? El Lobo corriendo, los tres cerditos corriendo con sendas caras de pánico, y hacia el fondo se alcanza a ver un rostro hacia el fondo del foso con un dejo de asombro al ver las letras gigantescas que inundan la página: “Cuíiiiiiic”, “Cuíiiiiiic”, “Cuíiiiiiic”.

El Lobo sacó a la Bruja y casi de inmediato empezaron a cambiar los finales de todos los cuentos: En “Rapunzel” quien corta el cabello a la chica y dejan ciego al príncipe son Hansel y Gretel, no la Bruja, y cuando el príncipe recupera la vista los hace desollar vivos; En “Los tres cochinitos”quien cae en el caldero hirviendo es Hansel, que era un vago que se la pasaba destrozando casas de buenos ciudadanos; Gretel les pone una demanda ante Derechos Humanos, y los Tres Cochinitos pierden en juicios y abogados todas sus posesiones. En Caperucita Roja quienes se la pasan asaltando niñas en los caminos son un par de malvivientes llamados Hansel y Gretel, que en verdad destrozan la casa de la abuelita... y así. Hasta que una de tantas el Lobo se acerca a la Bruja y le pregunta: “¿Por qué en todos los finales tienen que terminar tan mal Hansel y Gretel?” (Y esa es la imagen que quisiera que hubiera en tu mente: El Lobo habla y, rodéandolo, están Hansel y Gretel muchas veces: en ocasiones corren envueltos en llamas; en otras terminan obesos, en otras terminan encerrados por años en la cárcel del condado, o terminan viejos y solteros viviendo en la misma casa, odiándose a muerte y mirándose con recelo... el caso es que la culta y elegante voz de la bruja le responde: “Se trata de mera justicia poética”. Y, como le pareció que el Lobo no entendía, agrgó: “¿Cómo te sentirías si vez tras vez, cada vez que se cuetna el cuento, vinieran unos chulos desvergonzados y alborotadores a destruir la casa que tus sueños, que has edificado con tanto sacrificio?; ¿O qué: acaso puedes imaginar un final mejor?” El Lobo pensó largamente y respondió: “Creo que puedo”, y agregó con certeza:

–—Trust me –—porque la gan lección de esta historia es que la amistad no puede existir sin la confianza–— Just trust me. Y el cuento de Hansel y Gretel tuvo un final que nunca antes había tenido, y esa es la imagen que debes tener en tu mente: En la central camionera, en la sección de Ómnibus de México, el Lobo Feroz vestido de camisa blanca y con una corbata muy bonita está frente a un par de maltrechos jóvenes. Del bolsillo trasero de su pantalón saca la cartera y les paga el pasaje para que huyan del País de los Cuentos a cualquier lugar en donde puedan vivir en paz, ahora que habían aprendido a vivir sin molestar a nadie. Ni siquiera a sus vecinos. En esa imagen metal que estás haciendo, debes ver muy maltrechos a Hansel y Gretel, que agradecidos, humildes (y, de paso, perniquebrados, vendados, con un parche en el ojo) extienden la mano para recibir el billete.

Los finales no volvieron a ser los mismos. Pasaron de ser acremente vengativos, a ser meramente justicieros, a ser más apacibles, más constructivos, más... simplemente felices, donde los ilustradores gastaban menos en tintas lúgubres, que son difíciles de conseguir, y más en tintas color pastel, aptas para niños. Finales sencillos y felices que hacían que los lectores tuvieran más ganas de vivir, y ambos descubrieron que para lograrlos cada vez se requería menos de magia o de gran esfuerzo, porque la Bruja y el Lobo aprendieron que trabajando juntos, nada más con eso, con estar unidos en lo mismo, confiando el uno en el otro, podían cambiar el final de todas las historias (y aquí puedes poner la imagen que quieras; Yo me imaginé una casita en medio de un bosque canadiense, de cuya chimenea sale un humo en forma de corazoncitos, pero si es muy cursi puedes ponerle lo que te imagines, mientras con letras muy grandes, se repite en mayúsculas): De todas.
Óscar Pech Lara
Canelo

Es un doliente…solitario, triste, un huérfano. Su pelo, ¿cómo describirlo? Ahora tiene varios colores, dorados, oscuros y los que dan origen a su nombre.

Llegó a la puerta del" Hospital Puerta del Mar" hace ya mucho tiempo según cuentan las gentes del lugar, siguiendo a la ambulancia que llevaba a su amo enfermo, permaneció a la espera en la misma puerta por donde vió ingresar al enfermo, días… noches, semanas, meses, pero su amo ha salido por otra puerta, la destinada a los muertos y de eso hace ya varios años.

Canelo espera, personas sensibles le han llevado a sus casas, pero Canelo regresa a la misma puerta del Hospital Puerta del Mar.

En las noches los empleados del Hospital ponen cartones para que Canelo duerma. Las tiendas de víveres le proporcionan agua, pero Canelo nunca se aleja mucho del lugar, espera a su amo, quien debió ser muy especial con Canelo, o tal vez sólo lo normal, es que Canelo, como digno representante de su especie, es noble y leal.
Hoy me saltaron algunas lágrimas; Canelo estaba en la puerta de una tienda, echado en la acera y su hocico en el escalón…quería agua…agua fresca y limpia, era una mañana tibia y luminosa, el sol resplandecía- pero no calentaba- hermosa mañana otoñal en Cádiz; Canelo es serio, me incliné y le hablé, se echó sobre mi pié, restregó su hocico y levantó su manita, movió la cola, respondía a mi saludo, luego levantó su carita y creo que sonrió.

Canelo espera siempre…en las noches cuando salgo del Hospital y lo veo en el suelo, acurrucado y serio… me duele el frío (el suyo y el mío) este frío hondo que te llega hasta el alma, y quiero darle abrigo ¿o darme abrigo? Me identifico con Canelo, ahora tengo algunas cosas en común con Canelo…hasta el color del pelo, su orfandad y su espera.

P/D te mando este relato vivido en primera persona, la historia es larga, el perrito vivió así 14 años, hace varios años ya viejo y ciego, lo atropelló un coche y murió, en la calle aledaña al Hospital, se puso una placa en bronce en su honor y esa calle peatonal lleva el nombre de Canelo

María E.