14 mar 2010

DIA DE REYES

Sobre la mesa del salón un enorme ramo de flores, más concretamente de rosas rojas y junto al ramo un pequeño paquete en el que el lazo que lo adorna es casi más grande, sobre todo porque es rojo, como las rosas. Todo demasiado llamativo, es como si la persona que lo hubiera dejado allí pretendiera que no pasará desapercibido, ni las flores, ni, sobre todo el paquete.

Han terminado las Fiestas. A Carmen le ha tocado como todos los años, preparar todo; comprar la cena de Nochebuena, Nochevieja, reunir a toda la familia una semana antes para preparar el “Amigo invisible”, costumbre que se ha impuesto desde hace unos años y que no recuerda de quien salió tan brillante idea. Poner esa bonita mesa para la cena y por supuesto cocinar ella misma, porque ella cocina tan bien, opinan todos, todos los que quieren aparecer tan guapos a las 10 de la noche y sentarse a esa bonita mesa y degustar esa maravillosa cena, pero a ella se la ve tan feliz cuando todos halagan el menú y lo bien que ha quedado todo.

Y ella, Carmen, cuando felizmente ha terminado todo, incluido el día de Reyes, porque sí el día de Reyes es el culmen de todo el festejo. Regalos para todo el mundo, este día no se celebra el amigo invisible, todos los regalos se saben de quien provienen.

Y todos los años al final de este día, Carmen se hace el firme propósito de que es el último año que se embarca en este barco. El próximo año (que ya es este) se embarcará, pero en un barco de verdad. Se preparará un crucero y se irá ella sola a pasar Nochebuena, Nochevieja y hasta Reyes. Pero no, que va. Volverá a adornar la casa, preparar compra y regalos y hasta montar el Nacimiento, es verdad que cada año es más pequeño, pero también es verdad que en él no faltan los principales personajes: El portal completo, hasta con el burro y la vaca, la lavandera (que este año no tenía río), la vieja asando castañas, las ovejitas y por supuesto los pastores y yo: la estrella que guiará a los Reyes hasta el Portal para que lleguen el día 6 cargados de regalos, aparte de los suyos típicos: Oro, Incienso y Mirra.

Desde mi sitio privilegiado observo todo y la observo a ella. Este año lo ha pasado mal, ha puesto buena cara a todo el mundo, pero faltaba él. Había quedado en cenar con ellos para que Carmen pudiera presentarle a toda la familia, pero al final, le debe haber dado miedo y ha puesto una excusa: ha tenido que viajar a Nueva York, un compañero ha tenido un accidente y el único piloto disponible era él, se disculpó. Y ella tuvo, a su vez que disculparle ante los escépticos. Antoine era piloto y diez años más joven que ella, hacía tres que se conocían y uno que vivían juntos.

La veo sentada en el sofá, llorando, rota: Ni siquiera un e.mail o por lo menos un SMS, que para eso están las técnicas modernas. Se levanta, mañana recogerá todo, volverá a guardar los adornos, la vajilla de la abuela, las mantelerías de su madre y a recoger el Nacimiento, pero esta noche todo se queda como esta.

Se mete en el cuarto de baño, se desmaquilla lentamente, se da un relajante baño de espuma y piensa que podía estar Antoine, como otras veces, acercándole la copa de champán y con la toalla preparada para envolverla cuando sale llena de espuma, pero no, tiene que secarse sola y meterse sola en la cama. Dentro de unos días, concretamente el 22, cumplirá 50 y cuando pensaba que siempre estaría junto a ella Antoine, se encontraba sola.

Me gustaría verla feliz, porque se lo merece, pero aunque desde que se quedó viuda ha tenido algunos amigos, ninguno llegó a ser como Antoine, pero yo sabía que todo terminaría así.

Cuando se levanta por la mañana, lo primero que hace es empezar a desmontar el Nacimiento. Se extraña encontrarse las luces encendidas y yo brillando más que nunca, pero piensa que se le olvido apagarlo debido al cansancio.

Entonces repara en la mesa. Esta todo recogido, pero un enorme ramo de rosas sustituye a las copas y botellas vacías que quedaron por la noche y entonces de la cocina le llega el olor a café y Antoine que viene hacia ella.

Yo soy feliz, los milagros existen y Carmen es aún más feliz entre los brazos de él, que acaba de pedirle que formalicen su relación. Ha sido una magnífica Navidad con un magnífico Día de Reyes.
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Carmen Navarro

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